Cambio climático y desastres naturales: el caso del Área Metropolitana de Santiago
18 Introducción a los desastres socio-naturales acentuados por el Cambio Climático materia de empleo y de ingresos aceptables para importantes mayorías sociales. Se establecerán necesariamente una priori- dad en la destinación de recursos públicos en todas las naciones en favor de la reactivación de las actividades productivas, los mercados laborales y las redes de protección social. Aunque es destacable que el conjunto de los agentes produc- tivos claves del planeta asuma una conducta en pro de un de- sarrollo fuerte y decididamente sustentable, como ha sido su- gerido desde el ámbito académico e intelectual y de algunos liderazgos políticos por el momento excepcionales, no parece ser que “estemos a tiempo” en esta década decisiva de la post pandemia. La esperanza energética tan asociada a la disminu- ción de la emisión de los gases de efecto invernadero, unida a la posibilidad de un cambio drástico en el mediano plazo en el mercado de los combustibles con la aparición y expansión del hidrógeno verde (H 2 V), se constituye en parte de esta expecta- tiva favorable para estos años, aun cuando no se tenga certeza que alcance en el “limitado tiempo que posee el planeta”. Las adaptaciones tecnológico productivas en la acción minera extractiva, el favorecer modos productivos en la silvicultura que enfaticen la plantación natural cualitativamente, la extracción pesquera sometida a restricciones severas para la mantención de los equilibrios fundamentales de los ecosistemas marinos, y una adaptación generalizada hacia la sustentabilidad de la am- plia gama de actividades de servicios y del comercio, completan un cuadro más cercano a las realidades concretas. En Chile enfrentamos este tiempo con certidumbres similares a las dinámicas mundiales antes expuestas. Aunque con algunas diferencias, especialmente entorno a la gravedad mayor que ex- precedentes anteriores y que se expresará también en un con- junto de condicionamientos y desafíos en la propia sociedad y las políticas públicas chilenas. Este tiempo mundial está marcado por circunstancias bastan- te singulares, principalmente: a) la opinión de la comunidad científica, expresada esencialmente en los organismos especiali- zados de Naciones Unidas, que enfatizan una problemática de especial gravedad y definen un tiempo limitado (esta década) para obtener respuestas eficaces; b) un tiempo redefinido por la pandemia que conlleva riesgos sanitarios sin precedentes y una evolución aun indeterminada, y además de un conjunto drástico de deterioro productivo, del empleo y de los ingresos de una franja de no menos de la mitad de la población latinoa- mericana; c) una esperanza cierta de acción norteamericana y multilateral a favor de, a lo menos, una reformación y actuali- zación del Acuerdo de Paris y un ajuste severo progresista de dicho compromiso para la próxima COP 26 de Glasgow; d) una expectativa de una cooperación internacional que debe- rá valorizar e incrementar de un modo significativo el Fondo Verde destinado a solventar la acción ambiental en los países de menor nivel de desarrollo mundial; y e) un desarrollo tec- nológico productivo crecientemente innovativo en materia de energías limpias y de modalidades tecnológicas crecientemente sustentables en varias líneas de acción productiva. El “marco temporal” de este periodo permite presagiar un moderado optimismo en el enfrentamiento de esta década de- cisiva, pero no asegura una acción global eficaz en tal senti- do. La recuperación de la crisis post pandemia, incluso en los países desarrollados, llevará a una “convalecencia productiva” eventualmente prolongada, con efectos aún más complejos en
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