Metodologías críticas: experiencias y debates en el campo de las ciencias sociales y la salud

c. chapela. conferencia de apertura 36 en un cuadro a través de cuatro preguntas: una ontológica, una epistemológica, otra metodológica y una ético-política. A cada pregunta corresponden dos posibles respuestas extremas y opuestas y, entre ambas, media un espectro de posi- bilidades de respuesta. Por ejemplo, si me expongo a un artículo para revisión, una política pública, una corriente filosófica, un feminismo particular, lo analizo con este instrumento para ver qué tan coherente y consistente es y en qué región se ubica. La primera pregunta, ontológica, se refiere a quién es el Otro para quien se propone o reporta un discurso o práctica. Por ejemplo, si estoy analizando una política pública, pregunto por quién es el Otro para quien se concibió esa política pública; si se trata de un trabajo mío, voy a preguntar quién es el Otro o la Otra para mí. El espectro entre una posible respuesta y la otra no es geométrico. Imaginen que está flotando en el espacio. Es una idea, un concepto, no es geometría ni matemática, son cuerdas que están vibrando todo el tiempo. Me recuerdan las varitas de Voldemort y Harry Potter cuando se enlazan y va la luz verde del hechizo de Harry hacia la roja de Voldemort, y viceversa. Imagínenselo así: en el extremo inferior la concepción del Otro como «cosa», una cosa en sí, pero no para sí, como una mesa o un árbol. En el extremo superior tengo la concepción del Otro como ser ético, capaz de construir sistemas de valores, de res- ponsabilizarse por sus palabras; un ser que ejerce las prácticas reflexivas de la libertad. Analicemos, por ejemplo, ¿quién es el Otro para una campaña de vacunación? Al reflexionar encon- traremos que ese Otro es la cosa que necesito para cumplir una meta. Los límites del espectro no son alcanzables porque ningún ser humano puede ser considerado absolutamente cosa o absolutamente agente ético. También sucede que nuestra inten- ción dice que el Otro es un ser ético, pero la práctica lo ubica más cercano a una «cosa». Cuando descubrimos esto, podemos actuar para cambiar lo que haya que cambiar buscando ser fieles a nuestras intenciones o también, si así decidimos, podemos modificar nuestras intenciones.

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