Metodologías críticas: experiencias y debates en el campo de las ciencias sociales y la salud
t. rodríguez-villasante 164 datos a investigadores tiene derecho a decir hasta dónde, para qué y para quién, o esto no es ciencia crítica, esto es una toma- dura de pelo». Por eso lo participativo en el siglo XXI, la implica- ción dialógica en procesos emergentes de la población, es clave al principio, en medio y al final. Y por eso nosotros llevamos trabajando esto como un fundamento. Pueden ustedes, además, entrar no solamente en lo que nosotros trabajamos, sino en lo que trabajan, por ejemplo, el colombiano Orlando Fals Borda, Anisur Rahman en la India, Paulo Freire en educación, Vandana Shiva en ecofeminismo o Raquel Gutiérrez en feminismo pro- común, y Eduardo Sevilla y Miguel Altieri en agroecología. Hay nombres, muchos de ellos vinculados con las ciencias decolo- niales, que han dicho: «Estamos hartos de que esos señores de Centroeuropa y de Norteamérica nos digan cómo hay que hacer ciencia si la ciencia la están haciendo ustedes para colonizarnos». La ciencia hay que hacerla desde abajo, con la gente, entonces insisto mucho en este aspecto de una ciencia crítica participa- tiva, implicativa. Recuerden las preguntas: para qué, para quién, con quién. Miren, aquí tengo este cuadro (en página siguiente) que también lo pueden ver tranquilamente en las referencias de CIMAS y Creasvi. Está lleno de autores de América Latina de ciencia crítica y son 15 cuadritos; por lo tanto, son 15 líneas dife- renciadas de las cuales partir. Tienen ustedes ahí, por ejemplo, a Fals Borda, aquí a Jesús Ibáñez, Johan Galtung, Pichon-Rivière (el tema del ECRO es fundamental), Carlos Matus (un econo- mista que estuvo con Salvador Allende y que desarrolló el PES), Paulo Freire, Vandana Shiva o Boaventura de Sousa Santos –que, aunque es portugués, es como si fuera brasileño– y más abajo tienen ustedes todos los movimientos de transición: los movimientos indígenas, el MST de Brasil, Kerala en la India, etc. Por cierto, el que pueda conectarse con Kerala desde el punto de vista democrático participativo, es el sistema de 32 millones de habitantes (bastantes más que los chilenos) y con un sistema democrático participativo, el más avanzado del mundo.
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