Metodologías críticas: experiencias y debates en el campo de las ciencias sociales y la salud
155 EL PAPEL DE LAS METODOLOGÍAS PARTICIPATIVAS EN PROCESOS DE... Y en eso estamos eligiendo una metodología. Los que hemos vivido dictaduras sabemos que es mejor tener representantes que dictaduras, pero al elegir representantes no estamos haciendo lo mismo que al elegir portavoces, porque si les descargamos a ellos la responsabilidad y nosotros delegamos por cuatro años, o por el tiempo que sea, ellos pueden equivocarse, pueden consultar o no, ellos tienen una delegación vinculante del voto que no es lo mismo que una portavocía. Porque una vocería sale de mi barrio, de mi pueblo rural, de mi cooperativa para un tema concreto, para el otro va esta otra persona. ¿Por qué? Porque está más inte- resada y sabe más, mientras que el o la representante en la que delegamos debe saber de todo, de arquitectura, de medicina, etc. ¿Un político sabe de todo? ¿Aparte de campañas electorales? ¿No parece más lógico que en nuestra comunidad, en vez de echar a competir al partido A, al B y al C, vaya para tal tema doña María, que está interesada y sabe? ¿Y don Alberto para este otro tema? Y para aquel otro tema, que le interesa muchísimo a don Gerardo, pues que vaya don Gerardo y que intente resolverlo y dé cuentas, pero que lo haga en un periodo razonable, un tiempo pruden- cial, que vaya y que regrese. Hay diferencias entre ambos. En el caso de los y las portavoces, se establece una colaboración entre las distintas especialidades que hay en el colectivo, que hay en el grupo, y otras y otros portavoces de otros grupos que también saben de ese tema, que no saben de todo, que no se interesan por todo, pero sí de cosas muy concretas. Vean la diferencia entre echar a colaborar y echar a competir. Y ustedes dirán: «Son la asamblea, la asamblea es lo más parti- cipativo». Pues depende de qué tipo de asamblea. ¿Se refieren ustedes a una asamblea de 50, 100 o de 200 participantes donde solo se atreven a hablar pocas personas ante un grupo nume- roso, y a eso le llaman ustedes representativo? No digo que esas asambleas estén mal; de vez en cuando hay que hacer alguna para emocionar a la gente, para que vean a un líder, para hacer una fiesta, ¡bien! Pero eso no es una asamblea deliberativa y par- ticipativa. Un campo de fútbol lleno de miles de personas no es una asamblea deliberativa y participativa: es un griterío, que
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=