Metodologías críticas: experiencias y debates en el campo de las ciencias sociales y la salud

manuel canales 14 Tal que habría que pensar cómo en nuestras prácticas insta- lamos productores, regeneradores del ánimo que por ley de estas físicas subjetivas también son escasas y se gastan. Y ahora mismo están ocupadas, literalmente, en otras cosas, por otras voces. En segundo término, propongo una reflexión sobre la praxis y su contexto como crisis de utopías y ausencia de sujetos sociales fuertes, embarcados en procesos de trasformación social. No deja de ser notable que en el conjunto de notas con que se presenta lo que sea la IAP (participativa, descolonizadora, etc.) no haya una referencia a un actor social central al que se acom- paña o del cual buscar hacerse parte, así sea como el propio inte- lectual orgánico, que tal clase o movimiento social se dota a sí mismo. Y es el caso que cuesta entender en estos años para quién fuera el para qué se investiga. Es cierto que siempre está el com- promiso concreto con comunidades y organizaciones de diverso tipo, y es con ellas, y desde ellas incluso, que cabe imaginar cada intervención. Sin embargo, me refiero a la ausencia de un relato que integre a la IAP como parte de un actor colectivo en desa- rrollo y organización progresiva, con una propuesta de sociedad o de orden, que se haga carne en el sentido común popular, o de quien fuera, pero en general, no solo en la directa y localizada relación habitual con un actor comunitario. En suma, cómo hacer IAP en tiempos donde pareciera no haber alternativa, o cuando menos, quien la encarne. Y en esto la ideología puede ser cegadora: no hay vanguardias socioculturales ni políticas, vali- dadas, pues no hay conjunto social disponible para ser dirigido ni palabra propia para ser representada (otra vez Baudrillard, esta vez en A la sombra de las mayorías silenciosas ). ¿Cómo ha de hacer la IAP para que su continuo iniciar procesos de autocons- trucción social no sean carcomidos por el denso reproducirse cotidiano y sus capturas del ánimo? Cómo evitar que hasta la mirada se pierda en sus propias figuraciones que ya no entiende: lo que se veía en su hermosura –como el huerto– va quedando como fuera de lo real, como una aventura por dentro que no logra derribar lo que viene a transformar y, en su lugar, se va desarmando continuamente, como por la ley de termodinámica

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