Innovación social y pública: experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea
CAPÍTULO VII. Innovación para la inclusión 707 Experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea INNOVACIÓN SOCIAL y PÚBLICA tiempo que esclarece la relación esencial con ocasiones diferentes a sí misma. Enfatiza tanto la individualidad finita como la relación con otra individuali- dad” (Whitehead, 1968: 77). El sentido común es el modo de estar en el mundo, de percibir la rea- lidad de modo consciente, y aplicar la razón para estructurar las experiencias sensoriales a fin de comprender y dar valor a nuestro entorno, así como orientar y dar sentido a nuestras acciones. Este opera individualmente, pero las per- sonas viviendo en un entorno común saben que comparten una percepción común de la realidad. Con el racionalismo y cientificismo de la modernidad, se cultivan abs- tracciones filosóficas que se alejan cada vez más de las experiencias primarias y pretenden explicar valores y significaciones que opacan y descalifican ese sentido común, haciéndole perder confianza en su experiencia. Es función de la filosofía, según insiste Whitehead, “soldar el sentido común con la imagi- nación” para estimular su capacidad de volver a dirigir los avatares del diario vivir con sentido de valor y dirección. La vía política para reactivar la idea de bienes comunes se encuentra bloqueada por la hegemonía neoliberal que tolera, pero no escucha ni dialoga con los pluralismos de valores, de conceptos, de visiones de mundo. Es urgente, declara Isabelle Stengers, revivir el sentido común. La cuestión del sentido común ha cambiado. Soldar la imaginación con el sentido común dejó de ser primeramente la tarea del filósofo. Es lo que intentan los activistas: hacer sentido en común (Strengers, 2002: 28). Aplicar el renacimiento de los bienes comunes y reactivar el sentido común se insinúa como el camino apropiado para recuperar la preocupación por un proceso tan importante como el envejecimiento de los seres humanos. El sentido común percibe continua y cercanamente la realidad de los viejos, cuya falta de protección y asistencia fluctúa entre insuficiente e inexistente; el tema no es global u holístico, sino generalizado pero anclado en las comunidades locales y sus miembros. Desconocer el carácter comunal de los problemas, es persistir en políticas abstractas, planificadas por la burocracia sin participa- ción de los afectados. No obstante, imbricar el tema de la vejez en la consciencia del sentido común y en las expectativas de reemergencia de los bienes comunes, como
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=