Innovación social y pública: experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea

CAPÍTULO V. Innovación en las universidades Experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea INNOVACIÓN SOCIAL y PÚBLICA 428 remuneradamente fuera de sus casas) como sujetas garantes de la compra de los alimentos y que estos se cocinen en el diario vivir, incluso que se sirvan, limpien y ordenen. Son las que organizan y planifican, sosteniendo todo el circuito alimentario y cuidado de su grupo, tareas que nunca se delegan (a menos que se tenga una emergencia, pero siempre en forma transitoria, retor- nando a ser una labor femenina) sentando una identidad de madres/esposas/ responsables/cuidadoras. Por ello, se retomó el concepto de portera alimentaria (Lewin, 1945; Poulain, 2017), pero se le dotó de una caracterización local para comprender las exigencias que deben barajar y cumplir las mujeres en el interior de sus hogares. Estas generalmente las agobia de nuevas maneras y con más cargas (mentales, afectivas), que implican destinar tiempo, trabajo y dedicación en función y beneficio de otros/as en contraposición con su propio bienestar y cuidado. Alimentarse como experiencia y rutina es una labor femenina, exclusiva y solitaria, como bien señala Carrasco: es “una obligación moral socialmente construida que presiona a las mujeres” (Carrasco et al., 2011:72). Así, las transmisiones de los saberes, prácticas y costumbres alimentarias en el ambiente doméstico suceden de generación en generación, de madres (o quien ocupe ese rol : abuelas, tías, otras mujeres) a hijas que se dieron prin- cipalmente a través de la observación y también de las enseñanzas directas; primero de preparaciones sencillas y luego más complejas. Sin embargo, el “paso” de aprendiz de cocina a portera alimentaria, sucede cuando la mujer que le precede ya no es parte de su núcleo (porque fallece, porque la hija se casa y constituye una nueva familia, etc.). La evidencia recogida en la investigación nos permite concluir que, en los ambientes domésticos, coexisten aprendizajes que reúnen saberes de diversas personas, generaciones e instituciones, los cuales se mezclan, renue- van y adaptan en cada decisión y práctica del ciclo alimentario. Este proceso va construyendo en cada hogar una manera única -pero a la vez común- de ejecutar la alimentación, que es transmitida por medio de la repetición y que va conformando una cultura alimentaria. Esta conclusión nos permitió realizar una serie de recomendaciones a la política pública bajo una perspectiva del análisis transdisciplinario del equipo investigador, desde las ciencias sociales, la perspectiva de género y la salud pública.

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