Innovación social y pública: experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea
CAPÍTULO I. El desafío de lo público 35 Experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea INNOVACIÓN SOCIAL y PÚBLICA o Metas de Eficiencia Institucional (MEI) orientada hacia ese propósito que se pueda aplicar como eje transversal para el desarrollo de otras dimensiones como transformación digital, género e igualdad, buenas prácticas laborales o mejora en la atención de servicios y satisfacción de usuarios, puede resultar interesante como palanca de cambio y transición progresiva hacia una cultura de innovación en el ADN de la institucionalidad pública, en especial ahora que el Laboratorio de Gobierno es parte del Ministerio de Hacienda y convive con la Dirección de Presupuestos (DIPRES) que lidera este tipo de procesos. La esencia de la innovación es la recreación del mundo de acuerdo con un ideal o una visión particular (Nonaka y Takeuchi, 1999). El generar nuevos aprendizajes, el atreverse a innovar y hacerlo, es una forma de ser y estar, de vivir y reinventar el espacio organizacional de manera permanente, y es responsabilidad de todos quienes son parte de él, no solo de unos pocos iluminados o de quienes lideran. La innovación, para ser costumbre, debe ser reflejo y expresión de una dinámica orgánica y colectiva por parte de quienes habitan los pasillos de las instituciones públicas. Nuestras organizaciones están convocadas, hoy más que nunca, a ser laboratorios para (re)pensar la forma en que hacemos lo que hacemos, y desde allí mejorar, optimizar, dotar de excelencia el hacer como fundamento del humilde y poderoso acto de servir: “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” (Eduardo Galeano). No obstante, también se debe tener presente que las organizaciones son siempre fenómenos políticos (Vignolo et al., 2010) y la innovación no es una excepción, como capacidad que permite la adaptación de nuestras instituciones a un contexto y momento histórico, que les da sentido y las hace posible, y que les permite seguir existiendo y fluir en la avalancha de cambios vertiginosos en los que la sobrevivencia es parte de la ecuación. Recuperamos una idea de años atrás: el Estado puede ser visto como una plataforma o un espacio (más que un medio o una gran estructura) ge- nerador de posibilidades de construir un proyecto común (Ramírez-Alujas, 2002). Entender a las organizaciones públicas como redes de conversaciones Hasta que la innovación pública se haga costumbre. Algunas ideas y provocaciones para (re)iniciar el viaje
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