Innovación social y pública: experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea
CAPÍTULO III. Desarrollo rural Experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea INNOVACIÓN SOCIAL y PÚBLICA 314 sanitaria. Esto supone una inversión para la AF en muchos casos difícil de realizar, lo cual limita sus posibilidades comerciales. En este punto es relevante mencionar la labor de la Agencia Chilena para la Inocuidad y la Calidad Alimentaria (ACHIPIA) con su rol articulador del Sistema Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria, en cuyo ámbito de acción por supuesto la pequeña producción de alimentos tiene un espacio muy relevante. Un ejemplo es el trabajo colaborativo reciente entre ACHIPIA e INDAP para capacitar a la AF en el manejo del COVID-19 durante sus ac- tividades de comercialización directa a los consumidores. En referencia a la exportación, ACHIPIA tiene un papel muy impor- tante, entre otras cosas, dado que coordina la representación de Chile en el principal foro a nivel internacional sobre medidas sanitarias y fitosanitarias (Codex Alimentarius), además de que genera continuas actividades de difusión y capacitación a los productores respecto a los requerimientos en materia de inocuidad y calidad en los mercados de destino. Dentro de la AF chilena existe una importante diversidad tanto en términos objetivos como en actitudes frente a asuntos clave como la formali- zación, innovación o participación en programas públicos (Boza et al., 2016, 2020). En ello, son frecuentes los productores hortofrutícolas pertenecientes a la AF que han realizado upgrading de proceso mediante la incorporación de tecnología tanto en campo como en la postcosecha. Por ejemplo, mediante riego por goteo, hidroponía, uso de invernaderos o mecanización de activida- des. No obstante, la resistencia al cambio, la falta de asesoría, las brechas en uso de tecnologías digitales y, sobre todo, las limitaciones de financiamiento aún restringen estos procesos. Respecto al upgrading de producto, se observan distintos tipos de experiencias. Por un lado, tenemos la inclusión de productos en el programa “sellos de origen”, el cual permite facilitar la exposición y reconocimiento por parte de los consumidores (Romero et al., 2015). Por otro lado, existe el ya mencionado “sello manos campesinas” administrado por INDAP. Los produc- tos que ostentan dicha distinción deben, entre otros, haber sido obtenidos por pequeños productores de forma artesanal, lo cual es valorado positivamente por los consumidores (Köbrich et al., 2019). Respecto de las certificaciones privadas, requeridas muchas veces en la exportación, la AF tiene limitantes para acceder a ellas, relacionadas con el pago de las tarifas de las empresas certificadoras, con la trazabilidad, con
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