Innovación social y pública: experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea
CAPÍTULO I. El desafío de lo público 151 Experiencias y aproximaciones a la complejidad contemporánea INNOVACIÓN SOCIAL y PÚBLICA ciones que lo ameritan, que son reconocidas e impulsadas por un colectivo. Y es social, por el contexto que hace posible su sostenibilidad y, a partir de ello, algún grado de institucionalización. Bien, pero si la IS así comprendida no es algo nuevo (Godin, 2012; Edwards-Schachter yWallace, 2015; Satalkina y Steiner, 2022) ¿de dónde surge este inusitado interés por ella? En principio, este interés parte de una mirada que pretende ser alternativa —o bien complementaria— a orientaciones que vinculan la innovación a lo tecnológico, mercantil y/o puramente filantrópico. Suele hacerse referencia al planteamiento de Schumpeter como uno de los primeros autores que sustentan la idea de innovación en un sentido amplio, aunque, como ha demostrado Godin (2012), el uso de esta idea tiene al menos dos siglos. En un documento recientemente rescatado (no publica- do), de 1932, Schumpeter relaciona la idea de innovación con una lógica de cambio discontinuo, que no puede explicarse con instrumentos que conciben el cambio social de forma lineal y continua (Schumpeter et al., 2005). En su escrito de 1942 ( Capitalismo, socialismo y democracia ), la “destrucción creadora”, como dinámica consustancial del capitalismo, es el resultado de la capacidad humana de propiciar e impulsar el desarrollo a través de innovaciones. Solo modificando las formas de hacer las cosas se destruye para crear. Este econo- mista visualizó que los procesos de innovación no estaban determinados solo por cuestiones técnicas, sino que por un conjunto de antecedentes de orden más bien sociológico. ¿Cuál es el contexto actual que sirve de escenario al renovado interés por la IS? Las transformaciones globales de comienzos de los '70, han hecho que el escenario mundial cambie de forma dramática. La figura del Estado nacional se ha vuelto cada vez más irrelevante (Hobsbawm, 1998). Esta figura institucional que en otros tiempos fue promotora de desarrollo, así como es- peranza de integración social y política, no ha podido sustentar las promesas de una ciudadanía plena. Si observamos el escenario actual, el planteamiento esbozado por el sociólogo inglés Marshall (1992), hacia fines de los años 40 del siglo pasado, no ha tenido un derrotero positivo. En efecto, el intento de conjugar la desigualdad generada por el capitalismo, con la tendencia a la igualdad concomitante al reconocimiento de una ciudadanía plena, en térmi- nos de derechos civiles, políticos y sociales, no ha tenido el resultado esperado. Luego de 40 años, estamos en presencia de una época histórica que muestra sus últimos estertores y transitamos hacia un nuevo orden mundial
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