Huella y presencia (tomo VII)
T.M. MAURICIO NI.AYA R. hacia el verso libre; exponiendo los bocetos de obras maestras que nunca podrá concluir. Nos inunda una tristeza de proyecto incon- cluso, de poema áspero que aún no fragua en su corazón destinado a lo abrupto, a un final trágico y al olvido de las décadas. No hay tiempo que perder; tiene que seguir su curso, su rápido y extraño deambular entre los hombres: da discursos políticos, arengas en las calles, simpatiza con la sección chilena de la IWW ("Industrial Workers of the World") que reunía obreros anarquistas que se sepa- raban de las filas del comunismo y en una gran asamblea de ácratas chilenos hecha en Av. Matta queda su nombre registrado en la lista negra que lo llevará a la muerte. La vida "común" de Gómez Rojas es bastante escasa. Él mismo la observa cuando dice "Yo he seguido la vida paso a paso / siempre me fue madrastra, madre sólo al acaso. "Su vida amorosa es también demasiado pobre. Pareciera que supiera que le faltará vida para su desarrollo: "Sa&rás que fuiste solo. Nada importa si un día / pudieras ¡oh poeta! Ser fantasma sin som&ra / y, fantasma, soñar con tus versos eternos. / Y muerto, esa suave melancolía/ de amary ser amado por la mujer que nom&ra / con tus versos, tu nom&re so&re tus labios tiernos". Poco a poco va hundiéndose en un grave nihilismo, que contrasta con su fe en el futuro, en el anun- cio de un nuevo tipo humano. En algunos de sus poemas es patente la influencia de Friedrich Nietzsche; como él su destino es la pérdida de la razón, y luego la muerte. El lo sabía, y seducido por el coraje del filósofo germano, del asesino de Dios, buscaba un salto hacia el gran abismo,: "Hacia e{ espacio azul y cual cóndor salvaje quiero subir, subir. .. quiero quemar mis alas en el sol de la aurora... " "Yo, como Nietzsche, yJesús, como yo. ¿Hay contradicción? Mejor. Como el mundo: yo soy una paradoja". El mismo poeta cristiano que colaboraba con revistas y ligas de jóvenes cristianos escribe sólo unos pocos años después : "Porque sentí el dolor domando su impotencia / y presentí el misterio de mi esen- cia pasada: / he visto en mis ensueños de lectura y Videncia / el cadáver de Dios en la Nada sin Nada... !". Es tan abrupto este transcu- rrir, que como notaba que su poesía se separaba violentamente de su obra anterior sin tener en apariencia ningún nexo, se crea un 91
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