Huella y presencia (tomo VII)

DRA. MARÍA DE LA FUENTE H. -Si la gente no va al teatro hay que llevar el teatro a la gente -decía Rubén- más ahora que se ha hecho tan sospechoso... El movimiento teatral que había madurado al amparo de las uni- versidades sufrió una merma considerable de actores, dramaturgos, profesores, quienes fueron expulsados del país, colocados en listas negras, no se les permitía trabajar. Muchos emigraron, Rubén Sotoconil no, su propuesta era pues una necesidad concreta, había que comunicar, dar posibilidades a la gente de expresarse y sin pre- tender llenar aquel vacío, este teatro tuvo la virtud de mantener para director y actores aficionados una llama de esperanza en me- dio de la irracionalidad de la dictadura. Como profesor, Rubén no iba a permitir un trabajo a la ligera; era necesario pulir, preparar a estos aficionados que estaban dis- puestos a afrontar el reto de hacer realidad su sueño de un teatro que iría a las casas. Debían hacer las cosas lo más profesionalmente posible sin ser ni pretender serlo, actores de verdad. Aquí es donde nuestra protagonista encuentra un camino que alguna vez fue un deseo no confesado de ser actriz y se entregó a este nuevo desafío con esfuerzo, aunque le costara memorizar largos parlamentos, aun- que se aburriera de repetir las escenas o le significara un desgaste de concentración expresar dolor, alegría, pena, inseguridad y vivir los personajes. El maestro repetía: -Aquí, se juega, pero se juega en serio. El balance fue positivo, la experiencia de sentirse otra persona en el escenario y transmitir emociones y provocarlas fue algo único. Durante 10 años perteneció al "elenco estable" del Teatro Familiar de Barrio, que ensayaba martes y jueves y daba funcio- nes los fines de semana, éstas constaban de dos partes igualmen- te importantes: la obra y la tertulia que seguía a la presentación. Un rico intercambio de ideas, preguntas de la gente frente a las interpretaciones que no eran casuales: Terror y Miseria del Ter- cer Reich. de Bertolt Brecht. Una creación colectiva sobre la vida del poeta y estudiante universitario José Domingo Gómez Rojas. Un actor recién llegado de su exilio en Suecia les escribió la pie- za: ¡Regreso... al fin ... ! la historia de una familia exiliada, que era su propia historia. Adaptaron una obra sobre Gabriela Mistral en base a sus versos y en especial de su prosa. Durante esos años llegaron a hogares, sindicatos, universidades, escuelas, colegios profesionales, poblaciones marginales, "tomas" de 85

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