Huella y presencia (tomo VII)

HUELLA Y PRESENCIA VII LA DICTADURA Yllegó septiembre de 1973, con su secuela de desolación y dolor, se les trastornó la vida, vivió en un sobresalto continuo. Su marido estuvo preso, ella siguió trabajando fiel a su costumbre de no hacerse notar. Los primeros días fueron una pesadilla que parecía no terminar: supo de amigos, colegas compañeros de trabajo detenid~s, dos alum- nos del Magíster, un trabajador de servicio de la Escuela de Salud Pública desaparecidos hasta hoy. Tuvo que escuchar el llamado a deshacerse de "libros subversivos". La frase: "¡hay que quemar todo lo que huela a marxismo!" recorría los pasadizos y las oficinas de la Facultad de Medicina, era la consig- na, había que llevar los libros y arrojarlos a la pira. Siempre recordó al Dr. Hugo Behm, director entonces de la Escuela de Salud Públi- ca resistiéndose a quemar uno de sociología: -Es que lo tengo subrayado y aún no lo termino de estudiar, re- petía, pero a su pesar, lo dejó, le dio la espaldas a la pira y se enjugó una lágrima de impotencia. Pocos días después fue tomado preso y expulsado del país. Aún vive en Costa Rica, lugar de su exilio. Una colega tuvo la valentía de sacar de entre el humo y el fuego por lo menos dos ejemplares de su Tesis de Grado: "El Proceso de la Democratización del Servicio Nacional de Salud en Chile", con mu- cho olor a marxismo. Se quemaron cientos de folletos de primeros auxilios, cataloga- dos como "material subversivo" Bueno, a un hematólogo lo obligaron a quemar: "La serie Roja" la de los glóbulos, por supuesto. La quema de libros en la universidad fue una de las experiencias más dolorosas de su vida. Y la vida seguía, había que hacer clases, reorganizar programas, empezar de nuevo en otra dimensión. Volvieron a trabajar el 19 de septiembre que ese año no fue feriado. El país estaba dividido, los peores enemigos eran los propios com- pañeros de trabajo. A ella no la expulsaron, nadie declaró en contra suya, fue una excepción que con el tiempo iría a crear suspicacias: -Y.. ¿cómo a ti no te pasó nada? EL TEATRO Fue durante unas vacaciones en Pelluhue cuando su prima Mireya Moreno y su marido Rubén Sotoconil le preguntaron si quería for- mar parte de un grupo de teatro que daría forma a la idea que desde hacía tiempo les rondaba': 84

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=