Huella y presencia (tomo VII)
DR. SERGIO THAMBO B. nales. También ha sido un puente "de plata" entre la medicina básica y la clínica, creíble y respetado por todos. Ha participado por varios períodos en la Comisión Nacional de Trasplantes, del Ministerio de Salud, en la que ha podido expresar también su vocación de servicio público. Pero donde más se ha destacado, a mi juicio, a lo largo de todos estos años, es en la labor docente, tanto de pregrado como de post- grado. Es que a Sergio le gusta enseñar, le encanta. Ya lo señalé, pue- de pasar horas explicando los más difíciles capítulos de la medicina. No sólo le interesa enseñar, le interesa que los alumnos aprendan, para él el centro de esta interacción entre docente y alumno, es el alumno. El es sólo un guía, un tutor. Pero en realidad es mucho más que eso, le preocupan de verdad las personas y con su especial sensibilidad, cuando percibe que alguien requiere un apoyo más allá de lo corriente, no vacila en entregarlo. Me acuerdo de su pre- ocupación hace unos años por un_alumno de medicina muy parti- cular, de gran inteligencia, pero con dificultades en su rendimien- to. Este joven no lograba comunicarse adecuadamente con el en- torno y estaba a punto de ser reprobado. Entonces Sergio pidió "indulgencia plenaria" para este alumno, que le diéramos una opor- tunidad más, él se iba a preocupar personalmente. Y al alumno le dijo: "estás en pecado capital", tienes que aprender a hacer y escri- bir buenas historias clínicas, eso es fundamental para que puedas ser un buen médico. Y lo logró, es decir, entre ambos lo lograron. El creyó en ese alumno, y no se equivocó. Este compromiso y entrega para con sus alumnos, ha sido amplia y permanentemente reconocido por ellos mismos. Desde que se creara en 1993 en el Departamento de Medicina el Premio al Mejor Docen- te, distinción que se entrega anualmente, ha sido elegido por los alum- nos de pregrado o de postgrado, a veces por ambos, como el docente más destacado del año. Su modestia le ha impedido, la mayoría de las veces, estar presente en la ceremonia solemne en la que se entregan estas distinciones, en el Auditorio Emilio Croizet atiborrado de alum- nos y profesores, y que se viene abajo con los aplausos cada vez que se nombra a Sergio. Recuerdo haber pasado a buscarlo a la Central de Hemodiálisis para que asistiera a la ceremonia, en varias oportuni- dades, pero sin ningún éxito. Muchas veces terminamos llevándole el Diploma a la Central, una vez terminada la ceremonia. Es que Sergio es modesto, él no cree ser merecedor de ningún premio. Lo que él hace con excelencia lo hace porque considera que tiene que 47
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=