Huella y presencia (tomo VII)
HUELLA Y PRESENCIA VII Mi paso por la Cátedra de Ginecología del Profesor Juan Wood completó mi excelente formación ginecoobstétrica. Fui compañero de Carlos Gómez Rogers y Aníbal Scarella, dos grandes maestros de las especialidades en Sanúago y Valparaíso Durante nuestra estadía en el Roberto del Río, no tuvimos la opor- tunidad de conocer al Profesor Scroggie, quién no parúcipó ese año en la docencia y fue reemplazado por sus ayudantes. Perp sí tuvimos la oportunidad de asisúr a un curso de la cátedra de Medicina Social del Profesor Sótero del Río de destacada acúvidad políúca como Mi- nistro de Salud y del Interior. Por otra parte seguimos el curso de Salud Pública con el nuevo Profesor Extraordinario Benjamín Viel quien nos interesó por los problemas de la salud pública y de la nece- sidad de crear un servicio nacional de Salud, que iba a ser realidad sólo en 1952. Rendí examen de Salubridad con el Profesor Hernán Romero, director de dicha Escuela, que me preguntó sobre la Ley de Medicina Prevenúva. Durante este ciclo de enseñanza clínica fueron compañeros míos futuros profesores útulares tales como Ernesto Medina, Ana María Kaempfer, Alfredo Jadresic, Esteban Parrochia, Silvia Segovia y Enri- que Fanta, que espero me ayuden a corregir errores u omisiones de estas artesanales memorias. Los PROBLEMAS DE l.A COMISIÓN DE DOCENCIA En 1948, como alumno de sexto año sin exámenes reprobados, fui electo miembro de la Comisión de Docencia con los internos del plan anúguo Juan Riquelme y Mario Penna, ingresando en la cúpula del Decanato presidido por Larraguibel, el secretario Jorge Mardones y Alessandri, Garretón, Monckeberg, González Cortes y Prado Tagle. La función de esta comisión era revisar el currículo y coordinar las asignaturas, proponiendo al Consejo las revisiones correspondientes del Decreto 201. El nuevo plan estaba en sus comienzos y había que ajustarlo, ya que se había suprimido el Internado, y el sépúmo año quedaba desú- nado para completar las asignaturas de especialidades Había que ha- cer en tres meses la prácúca de Urgencia en la Asistencia Pública y completar las tesis o memorias para optar a la licenciatura. Para optar al título de Médico-cirujano había que rendir un examen de grado. Yo pertenecía a la primera generación del nuevo plan y no había úem- po para cumplir todas las etapas, de modo que la mayoría tendría que postergar el título para el octavo año, en mi caso, en 1950. En la 36
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