Huella y presencia (tomo VII)

DR. RICARDO CRUZ-COKE M. más se presentaban problemas sobre la reforma de la educación médica, y los estudiantes debíamos tomar posiciones frente a ellas. En las elecciones de 1944 fui electo secretario del Centro de Estu- diantes y al año siguiente vicepresidente, siendo además delegado a la FECH durante los próximos 4 años Mis compañeros en la direc- tiva del CEM eran Luis de Lerma, Vladimiro Lifschitz, Arturo Gallo, Bjorn Holmgren, José Tohá y Fernando Pérez Donoso. Redactamos una solicitud con nuestras propuestas al plan de los profesores Carretón y Alessandri, pidiendo representación en la Comisión de Docencia, reemplazo de cátedras obsoletas, reducción de Anato- mía descriptiva y dictación de reglamentos más justos para la rendi- ción de exámenes y de repetición. El Consejo Universitario aprobó el nuevo plan en enero de 1945 (Decreto 201) y sólo acepto la representación estudiantil en la Comisión de Docencia. Dos años más tarde fui electo representante estudiantil en dicha Comisión, junto con Juan Riquelme, quien sería profesor de Cirugía de Concepción y gran maestro de la Cirugía chilena, y Mario Penna, futuro profesor de Farmacología y sucesor de Jorge Mardones. RECUERDOS 2 Pasaje por las cátedras clínicas En marzo de 1945, mientras cumplía mi servicio militar en la Es- cuela de Ingenieros de Antonio Varas, llegué al antiguo Hospital San Borja en la Alameda, embutido en mi uniforme de cabo del ejercito, y me presenté en las salas del Servicio de Medicina que dirigía el profesor Aldo Contrucci, secretario de la Facultad, para iniciar mi ciclo clínico en la catedra de Semiología (introducción a la Medici- na) , que al año siguiente quedaría integrada a la cátedra unificada de Medicina. Recuerdo que vimos uno de los últimos casos de enfermos de Malaria, que ese año quedaría erradicada de Arica por obra de la campaña del Dr. Noé. Pero más tarde mi verdadero ingreso a las clínicas se produjo cuando ingresé en 1946 en el Hospital Salvador a las cátedras de Medicina del Profesor Rodolfo Armas Cruz y de Cirugía del Profesor ltalo Alessandrini. Esta pareja competía con el par Alessandri-de Arnesti en el mismo Hospital, de acuerdo con la reforma recién aprobada. En un ambicioso plan reformador se es- tablecía la fusión de las cátedras de Semiología, patología médica, clínica médica y terapéutica, en una sola cátedra de Medicina. Con esta reforma el Hospital del Salvador, se transformó en el mejor hospital clínico del Servicio Nacional de Salud. El Servicio de Ciru- 33

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