Huella y presencia (tomo VII)

HUELLA Y PRESENCIA Vil que fue descrita con trazos escalofriantes como la mención de la confusión entre borrachos y úfosos, entre los que se hospitalizaban y la presencia de restos óseos de ratones en la comida del hospital. Durante la travesía, además, la poesía de muchos bañó con su multifacéúca gracia todas las esquinas del ambiente. Muchos discutieron y analizaron ideas filosóficas del pasado y del presente. Preconizaron la duda metódica en la invesúgación, alaba- ron la lógica y se abanderaron con la humildad intelectual. Se habló detenidamente de las transmutaciones del silencio, la palabra y el acto apoyándose en poemas de Rainer María Rilke. En realidad, el interés demostrado por varios pasajeros en diversos conceptos humanistas y su aplicación a todos los aspectos de la mecli- cina fue de especial interés para el pasajero que escribe estas líneas. Fue para él una grata evidencia de que muchos miembros de la Facul- ta de Medicina, presentes o ya desaparecidos, se hubieran unido a las huestes de idealistas que promueven cambios en nuestras acútu- des como médicos o educadores de futuros médicos. Los cambios anhelados tienen sus raíces en toda la gama de la cien- cia. La edificación de modelos teóricos que sirvan de base tanto para una práctica médica adecuada, como de muchos otros esfuerzos de la biología en general, sigue hasta ahora plagada por suposiciones reduccionistas que restringen la causalidad a simples relaciones binarias. Por ejemplo, "A" es la causa de "B". Esta actitud simplista ha encontra- do resistencia últimamente en la misma fisica, la disciplina de las cien- cias experimentales que está más que ninguna otra regida por desarro- llos inferenciales a partir de raíces axiomáticas. Esta resistencia va más allá de la que tuvo efecto durante la fundamentación probabilística de la mecánica cuántica que se desarrolló a comienzos del siglo XX. Las concepciones biomédicas prevalentes tampoco son adecuadas, incluso en sus versiones más recientes. Hasta hace poco, se preconizaba que el genoma humano permitiría explicar el fenotipo en base al dogma fun- damental de la biología (genética) molecular. Ultimamente está en cambio madurando el concepto que reemplaza el reduccionismo bipolar de causalidad por uno necesariamente más complejo. Este está en gran parte embebido en lo que ahora se denomina "biología de sistemas". De acuerdo con este tratamiento la información génica codi- ficada en el genoma procedería en forma colectiva en que se activirían redes intercomunicativas de una multitud de productos génicos para configurar un determinado estado fenotípico o fisiológico en la salud y la enfermedad. 284

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