Huella y presencia (tomo VII)
ÜPINARON SOBRE H UELLA Y PRESENCIA Se puede decir que las anécdotas de los grandes profesores, la vida familiar de los docentes e investigadores, las peripecias de la vida estudiantil constituyen la sustancia misma de la vida institucional en su dimensión cordial, aquella que se escribe y se lee con el corazón. Es ésta la dimensión que las páginas de "Huella y Presencia" resca- tan del olvido y preservan como memoria. Recordar no es simple- mente un ejercicio en reconstrucción de sucesos. Recordar es im- pregnar de amor lo que la memoria presenta a nuestra contempla- ción. Los textos de "Huella y Presencia" son precisamente eso: amo- rosa reconstrucción de lo vivido, de lo visto e imaginado, de lo que- rido y de lo odiado. Para quienes hemos dejado nuestra vida en esta Facultad, primero como alumnos, luego como miembros de su cuerpo docente, tam- bién como directivos de la Universidad, estas recopilaciones serán el sustento en las horas de penuria, serán el recuerdo indeleble de los maestros queridos, de los coetáneos, de los que ya no están y de los que alguna vez estuvieron. Estas páginas que la diligencia de Amanda Fuller ha hecho surgir de los desvanes de la memoria son un regalo para quienes nos sucederán. A ellos y ellas corresponderá hacerlas carne de su carne, sangre de su sangre, entraña y sustancia de su vida. No podemos sino congratularnos del esfuerzo, habitar estas letras con el sentido de su amor por la supervivencia y desear que, cerrado el ciclo de nuestra historia pueda empezar otro, el de otras personas que harán otras huellas y dejarán otras presencias. MIRANDO HACIA EL FUTURO Dicen algunos: la mejor manera de prever el futuro es inventarlo. Esta expresión encuentra eco en el mundo de los negocios. Lo en- cuentra también en la voluntarista conciencia de quienes se sienten lla- mados a conducir destinos, roturar campos, hollar nuevas sendas. Quiero imaginar que estos textos no solamente crean.junto con el pasado que conjuran, nuestra vida en común que llamamos institucionalmente la Facultad de Medicina. Deseo creer, además, que son un alimento para quienes construirán el futuro. Vendrán nuevos estudiantes, nuevos profesores, nuevos investigadores. Encontrarán que fuimos menguados en logros y mezquinos en resultados. Dirán que nos acometió la pereza y dejamos mucho sin hace r. Se vanagloriarán de descubrir aquello que siempre supimos. Es el desti- no de las instituciones, pues en renovándose y cambiando, devoran a sus hijos, como las revoluciones. Sacrifican algunos sus vidas, entre- 281
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