Huella y presencia (tomo VII)
DR. CAMILO LARRAíN A. luego me trasladé a Washington D.C. en donde permanecí durante año y medio en el departamento de hematología del hospital Walter Reed en calidad de "research fellow". Trabajé bajo la tutela del Dr. William H. Crosby, un brillante investigador clínico ya bien conocido por sus descubrimientos médicos. El Dr. Crosby recibía en su laborato- rio a lo mejor de los jóvenes médicos norteamericanos que deseaban especializarse en hematología. Aprendí ahí toda una nueva tecnolo- gía, especialmente en el campo de la hemostasis, con lo que estuve en condiciones al finalizar la beca de realizar una investigación clínica en la tendencia hemorrágica que presentaban los pacientes urémicos, se- guido de un trabajo experimental en animales en los que se inducía una insuficiencia renal aguda; en ambos me ayudó el consejo de médi- cos colaboradores del Dr. Crosby. Yo sabía que una vez de regreso en Chile no iba a contar con el apoyo de esos investigadores por lo que traté de aprender todo lo que podía servirme al respecto; por fortuna disponía de la protección del Dr. Carretón quien con su prestigio consiguió que la Fundación W. K Kellogg financiara la instalación en el hospital clínico de un laboratorio de hematología dotado de la mejor tecnología disponible entonces. En estas condiciones fue posible utilizar en favor de nuestros pacientes los avances que se llevaban a cabo en los centros más avanzados; se pudo incluso llevar a feliz término intervenciones quirurgicas de gran enver- gadura sin riesgo mayor en pacientes hemofilicos a los que hasta en- tonces era impensable operar; por muchos años el hospital clínico de la Universidad de Chile fue un centro de referencias en trastornos de la hemostasis en el país. La experiencia recogida en el estudio de pacientes con enfermeda- des caracterizadas por una tendencia hemorrágica se publicó en artí- culos aparecidos en la Revista Médica de Chile principalmente, y en un libro "Las diatesis hemorrágicas" que me sirvió de tesis para obtener el título de Profesor Extraordinario de Medicina luego de dar los exá- menes exigidos por la Universidad de Chile (1966), el libro se impri- mió un año después por la Editorial Universitaria. Además de la atención de enfermos y de la investigación clínica una parte muy importante de mi labor ha sido la docencia a los alumnos de la carrera de medicina y a los médicos que siguen el curso de medicina interna en el hospital clínico. Mi mayor interés ha sido la enseñanza de hematología a los alumnos de pregrado, a los que se entrega una infor- mación teórica y práctica, una tarea que abarca todo el año académico; y con satisfacción puedo afirmar que esta actividad, que se ha extendi- 25
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=