Huella y presencia (tomo VII)

PROF. FERNANDO LOlAS STEPKE rioso salto de la mente al cuerpo". Fueron numerosos los minu- tos y horas que destiné a reproducir controversias sobre la rela- ción mente-cuerpo, las deleitables conversaciones sobre ingenio- sas teorías de las emociones que tanta relevancia parecían tener para comprender los trastornos que aún algunos llamaban "psicosomáticos" y, ciertamente, la decepción final al compren- der que buscar correlaciones entre lenguajes es ·una tarea ím- proba. La "tríada psicofisiológica" quedó concebida finalmente, para mi trabajo concreto, como un conjunto de "textos" (el fisio- lógico, el vivencial y el conductual) que son "contextos" entre sí. Lo fisiológico no replica lo conductual pero lo sitúa en un marco interpretativo que da sentido a la totalidad. El dato fisiológico no agrega nada a las emociones pero permite entenderlas más am- pliamente, como "síndromes" (conjuntos de "síntomas" y "sig- nos") que pueden tener sentido -en ámbitos diversos del inter- cambio social. Utilizábamos técnicas diversas para las exploracio- nes. Así, las vivencias se exploraban en el lenguaje mediante métodos de análisis del contenido verbal que permitían cuantifi- car emociones y cogniciones; la conducta era analizada en base a grabaciones de video que permitían una taxonomía de movimien- tos significativos, y la fisiología estaba representada, en nuestro trabajo, por la actividad eléctrica cerebral provocada por estímu- los o anticipada por procesos intencionales. Este pluralismo me- tódico era la forma de responder al desafío de formular nosografías apropiadas tanto a la realidad del sufriente como al contexto social de la dolencia y a la legitimidad de los procesos fisiológicos. Inconclusa quedaba mi formación sin la necesaria permanencia en centros extranjeros. Y fue así que escogí la seis veces centenaria Universidad de Heidelberg para realizar mis primeros estudios de postgraduación, primero con una beca del Servicio Alemán de Inter- cambioAcadémico (DeutscherAkademischerAustauschdienst) y luego con el privilegio de una beca de la Fundación Alexander von Humboldt. Esos años en Alemania estaban motivados por conocer de cerca la tradición que el humanista y médico español Pedro Laín Entralgo había llamado "la escuela de Heidelberg", identificada con una ver- tiente antropológica en la medicina y asociada a nombres comoViktor von Weizsacker, Ludolf Krehl y Paul Christian. Este último sería mi profesor y en el Institut für Allgemeine Klinische Medizin (Instituto de Medicina Clínica General) encontré la fusión entre estudios empíri- 213

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