Huella y presencia (tomo VII)
INCORPORACIÓN DEL DR.jORGE LAs HERAS B ONETIO A tAACADEMIA DE M EDICINA toda la actividad de pregrado ha sido autoevaluada con miras a com- pletar el proceso de acreditación, institucional y de los programas. Luego de la acreditación de la Escuela de Medicina de la Uni- versidad de Chile, por un período de 7 años, a comienzos del 2001 , efectuada por la Comisión Nacional de Acreditación del Pregrado (CNAP), y seguida por las otras Escuelas de Medicina de ASOFAMECH, se ha cumplido el compromiso establecido por esta organización, durante la gestión de Jorge Las Heras, de que todas las Facultades correspondientes se hubierán incorporado al proce- so, en ese año. No han faltado en su gestión, otras iniciativas de desarrollo institucional, social y de capacitación educativa en el seno de la pro- pia Facultad, como ha sido la Beca Diego Peralta, focalizada en Cerro Navia, para que jóvenes de bajos ingresos, estudien en carreras de la Facultad, previa preparación por académicos del ICBM, en el área biológica; y la que determinó la creación de la Universidad de la Ter- cera Edad, cita en el Campus Occidente que, recuperando parte de la planta física vacante de ese campo, ha otorgado posibilidades in- éditas al despliegue y a la realización de expectativas inalcanzadas, a este grupo etario en progresivo aumento, así como inconsiderado, por nuestra restrictiva sociedad. La administración de Jorge Las Heras ha significado, hasta la fe- cha, habilitar más de 50.000 m2 en auditorios, laboratorios, gimna- sios, casinos, residencias médicas, escuelas de pregrado, bibliotecas, etc., sin contar el nuevo edificio del Campus Peñalolén y las depen- dencias del IPTUCH, en Sur. Todo ello asociado a la inversión de cientos de millones de pesos en equipamiento docente y a la descen- tralización presupuestaria que involucró recursos por más de 11.700 millones para 229 centros d e costos, iniciado en 1998 y terminado en 2002. Ha logrado la implantación de la carrera académica docente para jerarquizar a los académicos diferenciadamente, según la magnitud de sus acciones docentes o de investigación, lo que representa un reconocimiento explícito, e inédito, de la importancia de la docencia en la tarea de la Facultad y en las acciones propias de nuestros acadé- micos. Se ha reforzado la configuración, responsabilidades y dota- ción, de la Dirección Académica, afianzado el programa de Tutoría de Alumnos. Ha habido una implementación y perfeccionamiento, progresivo y regular de los procesos de renovación curricular, y de los sistemas de evaluación de las asignaturas. 199
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