Huella y presencia (tomo VII)
HUELLA Y PRESENCIA VII Para Niemeyer, gran Docente y Maestro de varias generaciones, era muy importante que un investigador supiera no sólo diseñar y realizar un experimento, e interpretar los resultados, también de- bía saber lavar el material y haber hecho -esto más de una vez, de modo que todos sus discípulos fuimos entrenados en· esta forma. Por otra parte los laboratorios de "Borgoño", comd' solíamos lla- mar al Instituto, recibieron a muchos alumnos y profesionales, con deseos de saber y perfeccionarse. "Borgoño" fue centro de adiestra- miento y de ejecución de prácticas y tesis de estudiantes de Medicina, de Tecnología Médica, de Química y Farmacia, de alumnos chilenos y de numerosos alumnos becados extranjeros. Aprendí al lado de Niemeyer, a valorar la Investigación y la Docen- cia, sabiendo que toda tarea es importante, por sencilla que sea. Lo fundamental es realizar todo con amor, dedicación y rigurosidad. Además nos inculcó con su ejemplo, a enseñar no sólo la disciplina científica, sino también las actitudes y valores frente a la Docencia e Investigación, y por qué no decirlo, frente a la Vida. Recordando aquella época de fines de los años 50, en que no exis- tía la carrera de Bioquímica en Chile, y que en la Facultad de Medici- na no existía la posibilidad, para profesionales no médicos, de ser becados para estudiar en el extranjero, tuve la inquietud, otra vez motivada por un aviso en un diario local, de postular a una Beca Fulbright. Estas becas eran por un año académico destinadas a estu- dios específicos en Universidades de los Estados Unidos. A mí en aquel tiempo, me interesaba la enzimología y fue así como obtuve una beca para ir a la Universidad de Washington, Seattle. Llegué allá al co- mienzo del año académico 1959, es decir en septiembre, después de haber estado becada por un mes, junto a otros estudiantes latinoame- ricanos, en la Universidad de Texas, en Austin, con el fin de familiari- zarnos con el idioma y con el modo de vivir en el país del Norte. Llegué al Departamento de Bioquímica y me adscribí al grupo que lideraba el Dr. Edmond Fischer, junto al Dr. Edwin Krebs. Su línea de investigación era el "Estudio de algunas enzimas relaciona- das con el Metabolismo de los Hidratos de Carbono", especialmente de la Fosforilasa y la proteína Quinasa, de músculo esquelético de conejo. Mi beca era por un año, pero desde un comienzo me entu- siasmé y me incorporé al Programa de Doctorado del Departamen- to, logrando tomar cursos formales que completaran mi formación y a la vez pude realizar investigación susceptible de concretar en una Tesis. La beca fue renovada, pero a comienzos de 1962 tuve que 156
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