Huella y presencia (tomo VII)

DRA. FILOMENA IDETIE FALAHA DE ZALAQUETI El palacio de gobierno estaba rodeado por un foso en el cual se encontraban enormes cocodrilos los cuales eran alimentados dia- riamente con diez kilos de carne como nos informó el guardia. Rea- lizamos el viaje a Yamoussokro para hacer un seminario con partici- pación de los representantes de UNICEF en los países de la región, en la puesta al día de las normas técnicas y la evaluación del progra- ma de vacunaciones que era nuestra prioridad. Dos temas que se introdujeron en los últimos años de mi estadía fueron importantes, uno fue, la incorporación del yodo a la sal, usar sal yodada, debido a que el daño por bocio y cretinismo es muy alto en algunas regiones del África. Lo otro fue el tratamiento preventi- vo a la mujer embarazada con nivaquina contra el paludismo, pues el número de abortos y la mortinatalidad aparecen más elevadas y significativas por efecto de los éxitos de los programas de vacunaciones especialmente contra ·el sarampión. Los viajes en jeep por las malas rutas me pasaron la cuenta por un politraumatismo de columna del cual no he podido recuperar- me y estoy semi incapacitada. También el paludismo del cual yo estaba motivando la política de control me afectó enormemente. Desde que yo llegué a los paises africanos tomé nivaquina durante ocho años para la prevención del paludismo, pero había ciertas in- vestigaciones que afirmaban que después de habitar en una región palúdica por largo tiempo tomando nivaquina se desarrollaba una inmunidad contra esta enfermedad y se podía discontinuar el me- dicamento preventivo. Pero no fue así en mi caso: después de once años en África estando en Yaounde, Camerún, en una reunión de salud materno infantil con FUNIAP sentí bruscamente los serios efectos del paludismo que me condujeron con pérdida de conoci- miento al hospital. Sufrí de un coma palúdico y fui atendida por los profesionales camerunenses de gran experiencia en esta enferme- dad y con la ayuda internacional y la solidaridad de mis colegas rápi- damente fui evacuada a Chile. La estadía en los países africanos me dejó recuerdos imborrables y una gran satisfacción. Comprendí que con la formación que había recibido en Chile tenía las herramientas que permitían realizar cualquier labor que el destino pueda deparar, y la enseñanza dada por mis maestros me permitió aportar un esfuerzo para luchar en el mundo contra la mortalidad materno infantil y promover algo más de desarrollo para esos países que están tan alejados de los avan- ces de la civilización. 149

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