Huella y presencia (tomo VII)

HUELLA Y PRESENCIA VII desplazamientos en el desierto. Para una isla de un país pequeño me solicitaron treinta y cuatro congeladores y sólo dos refrigerado- res. El programa era tan amplio que no se detenía, había que revi- sar y reformular cuando se necesitaba. Cuando estuve en Níger un país del subsahara, me tocó salir de Niamey la capital, a las regiones rurales, donde enc~ntré en las plazas, televisores con paneles solares ubicados en postes y que los hacían funcionar algunas horas para que fueran vistos por la po- blación. Ellos habían sido aportados por un programa de educa- ción internacional de la UNERSOL. A fin de promover la alfabeti- zación y hacer educación sanitaria. Se emitían también conteni- dos sobre la importancia de las vacunas. La manutención de esras placas solares era difícil. Era un proyecto muy ambicioso que nece- sitaba mucha continuidad ya que además de las tormentas de are- na que las dañaban, la población no cuidaba de ellas y hacían que el rendimiento de este proyecto que se vislumbraba con mucho éxito no fuera satisfactorio. En un viaje a Gambia, promoviendo la vacunación, los jefes comu- nales en una ceremonia me obsequiaron una figura de madera que representaba a una mujer con viruela, enfermedad que se había erra- dicado con una gran campaña de vacunación. Esta muñeca se había extraído del lago Cambie donde se había lanzado, tiempo atrás, para invocar a sus dioses por el término de la enfermedad y ahora me la ofrecían como reconocimiento al esfuerzo que hacíamos para com- batir el sarampión, que producía una elevada mortalidad. Después de agradecer emocionada el acto, yo lancé al lago otra figura de ma- dera simbolizando al sarampión que se tendría que erradicar. Eran ceremonias llenas de simbología y participativas con toda la comuni• dad. Guardo en mi casa la figura de madera que constituye un símbo- lo del esfuerzo de la vacunación. En Bamako, Malí, se realizó la 36 2 Asamblea General de la OMS con la reunión de los Ministros de Salud de los países africanos y donde se elaboró la célebre Declaración de Bamako de colocar al ser humano como centro de la lucha por el desarrollo. El Presidente del gobierno Moboutu nos invitó, para esta ocasión, a un acto de gala con todas lru autoridades, en el Palacio del Sport donde se presentaron bailes y can• tos folklóricos de todos los países africanos. Había una locutora que describía los orígenes de los bailes, la representación y su significado. Así se apreciaba las grandes diferencias entre los malienos, nigerianos, senegaleses y de otros países. Luego vinieron los cambios en los bailei 146

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