Huella y presencia (tomo VII)

II UELLA Y PRESENCIA VII cuando las discriminaron , pero pos1t1va- mente, decidieron declinar la gentil eza: "cuando llegamos al internado, el doctor Plaza de los Reyes propuso que las muje- res no hicié ramos turno nocturno, pero que a cambio nos quedáramos todos los días hasta las nueve. Dos semanas después le agradec imos, pero no aceptamos su oferta, pues e ra un pésimo n,egocio; con el sistema común salíamos a las cinco y sólo trabaj ábamos una noche cada seis". Su acuciosidad fue la que, en definitiva, Dra. l:,ster Mateluna c. la acercó a la docencia, pues tras su retor- no de Norteamé rica, logró que el doctor Adalberto Steeger la invitara a acompañarlo durante los pasos prácti- cos de Radio logía, honor que ella aceptó con su habitua l empeño: todas las tardes las pasó en el servicio de rayos aprendiéndose e l ma- terial obtenido de los pacientes. Por ello, e l profesor Steeger le dio unas horas como ayudante y allí estuvo, hasta que en 1968 se produ- jo la Reforma Universita ria, desapa recieron las cátedras para dar paso a los departamentos y su mento r declinó opta r a la direcció n para dar la oportunidad a la doctora Carmen Velasco: "La elegimos por unanimidad, porque e ra muy o rde nada, estábamos acostum- brados a que organizara e l curso, repartiera las tareas y las contro la- ra; en suma, e ra la líde r na tural del grupo". Con ella, y sus colegas, en 1972 asumieron la tarea de crear la sede Occidente, en la que la doctora Velasco pasó a ser secretaria de facul- tad, por lo que fue e lecta directora de departamento en su reempla- zo. "Crear esta facultad fue una cruzada, un sueño que en el Hospital San Juan de Dios nos e lec trizó a todos". - ¿No HABÍA TEMOR A lA DISGREGACIÓN? - Por e l contra rio, en esa época lo que uno que ría era separarse de la sede norte, porque se le veía como un lugar de confusión en el que había g ran efervescencia de ideas y grupos políticamente organiza- dos muy fuertes. Mi visión , que puede ser muy sesgada, e ra que aquí predominaban los crite rios pa rtidistas por sobre los académicos. En Occidente tuvimos que organizar un nuevo currículum, que hicimos mediante un programa de aparatos y sistemas y un inte rnado de dos ai'los; una asignatura era, po r ej emplo, broncopulmonar, y sus cursos 16

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