Huella y presencia (tomo VII)

HUELLA Y PRESENCIA VII rio de la Facultad de Medicina en el año 1983 y no sólo me brindó los medios materiales para poder seguir con mis estudios de la fisio- logía celular de músculo sino además me ha brindado siempre su amistad incondicional. Y también quiero agradecer en forma muy especial a Paulina Donoso y a Ricardo Bull, con quienes llevamos muchos años compartiendo las alegrías y a veces las frustraciones que se originan de investigar los misteriosos mecanismos que regu- lan la liberación de calcio en las células. Además de Paulina y Ricar- do, María Angélica Carrasco se ha transformado también en mi gran amiga y colaboradora y juntas estamos tratando de descifrar los po- sibles mecanismos que utiliza el ion calcio para transmitir señales en las neuronas. Y hablando de señales, quiero muy sinceramente agra- decer a mis compañeros de ruta del Centro Fondap de Estudios Moleculares de la Célula, a Andrew Quest, Luigi Devoto, Enrique Jaimovich, Sergio Lavandera y Andrés Stutzin. Llevamos algo más de dos años trabajando juntos en la Facultad de Medicina, cuyo decano Dr. Jorge Las Heras y su vicedecana, la Dra. Colomba Norero nos han apoyado con entusiasmo, en lo que ha sido una conjunción feliz. Estoy segura de que haremos grandes cosas, trabajando todos juntos con mucho optimismo, alegría y esperanza en el futuro. Y para concluir, quiero agradecer muy sinceramente a mi fami- lia por todo el apoyo que me ha brindado durante mi vida. Prime- ro a mis padres, que de distintas formas me apoyaron e impulsa- ron siempre a dar lo mejor de mí. A mis hermanos Fernando, Ana María y Jorge, y también a mis primos, por su constante e incues- tionable afecto y apoyo. Y también a mis hijos, Claudio, Pablo, Lu- cía e Ignacio, a quienes agradezco el apoyo y la comprensión hacia esta madre un poco distinta de las demás, que aunque a veces viaja y no esta ahí cuando se la necesita, saben que siempre pue- den contar con ella en forma incondicional. Y a Tulio, quien ha sido mi compañero de ruta por más de 30 años. Quiero agrade- cerle muy sinceramente su apoyo, a veces crítico pero siempre certero. Imagino que no debe haber sido fácil tener como pareja a una mujer que no ha seguido el camino convencional. Que a veces se obsesiona con sus experimentos y que tiene viajes a con- gresos y actividades propias que le demandan mucha energía. Creo sinceramente que sin su apoyo y el de mis hijos no hubiera podido hacer todo lo que he hecho, y por eso quiero terminar estas pala- bras agradeciéndoles desde el fondo de mi corazón. 110

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