Huella y presencia (tomo VI)

HUELLA Y PRESENCIA VI Dentro de los legados, que la Dra. Norero dejó en su trayectoria en el hospital SanJuan de Dios, es fundamental destacar la integra- ción en lo clínico de la Unidad de Nefrología Infantil al grupo de Nefrólogos Adultos, lo que logró, apoyada por los Drs. Mordo Alvo y Luis Plubins. Producto de esta integración, se mantienen hasta el día de hoy reuniones de trabajo en forma regular, orientadas a los diversos aspectos en común de la Nefrología Infantil y del Adulto. Además del desarrollo clínico y docente, la investigación era una inquietud siempre presente en su actividad profesional. Es así como desarrollamos proyectos FONDECYT en el servicio de Pe<}iatría, tales como el estudio: "Trombosis arterial en RN con cateterismo de arte- ria umbilical",junto a la Dra. Angélica Oto, y el estudio: "Cintigrafía renal con Tc99m DMSA en pielonefritis aguda", con la Dra. Haydee Domic, médico nuclear de nuestro hospital. Su constante interés por la investigación y nuevos desafíos la llevó a encabezar en el año 1994 el primer trabajo colaborativoy prospectivo, realizado por la Rama de Nefrología Infantil, titulado: "Estudio colaborativo del síndrome nefrótico del niño: Evaluación a largo plazo de dos esquemas de tratamiento con prednisona en el primer episodio". Este estudio fue financiado por FONDECYT y luego pu- blicado en la Revista Médica de Chile. Ese impulso al trabajo colaborativo iniciado en ese momento ha perdurado hasta la fecha, lográndose un registro nacional de Insuficiencia renal crónica y múltiples trabajos y publicaciones en Transplante renal y Diálisis, lo que ha consolidado el trabajo de los nefrólogos pediatras. En el año 1989, se incorpora como becada de Nefrología Infantil y luego como médico de planta, la Dra. María Pía Rosati. Ella reci- bió de la Dra.Norero, la enseñanza de la nefrología y una forma de trabajo analítica y metódica que permitía mejorar la calidad de nues- tro trabajo. Es así como la Dra. Rosati, gracias a sus aptitudes indivi- duales, más lo recibido de la Doctora llegó a ser una alumna aventa- jada, y finalmente logramos formar un grupo de amigas y de trabajo que juntas se sobreponían a las limitaciones propias del servicio pú- blico, para el desarrollo de una nefrología moderna y actualizada día a día. Con ese espíritu fue como iniciamos en el año 1989, junto al grupo de cirujanos, urólogos y nefrólogos de adultos, los primeros transplantes pediátricos en nuestro hospital, que hoy alcanzan a 64, cifra comparable a los otros centros de transplante de Santiago. No podemos olvidar en esta reseña a la Dra. Cristal Feldhof, 104

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