Huella y presencia (tomo VI)

CONDECORACIÓN AL MÉRITO AMANDA LABARC.A: ÜRA. COLOMBA NORERO recibido en mi formación como Nefróloga infantil y durante los años que compartimos profesionalmente, pero a la vez una difícil mi- sión, por el temor de no lograr resumir adecuadamente todo lo que ella ha significado para varias generaciones de estudiantes de medi- cina, becados de pediatría, pediatras y nefrólogos. Desde nuestro primer encuentro, en el año 1983, siendo becada de Pediatría en el hospital San Juan de Dios, se desarrolló en mí una profunda admiración por la doctora Norero, la que al conoci- miento integral de la nefrología sumaba sus valores humanistas, fe- minidad, elegancia y gusto por el arte y la música. Creo que por sobre todo me impresionó esa capacidad que tienen solamente al- gunas personas, la de entregar información sobre los temas más com- plejos, con una claridad tal , que los hacía parecer sencillos. Ejemplo de lo anterior, fue su explicación del mecanismo de concentración por contracorriente, concepto de difícil comprensión y que logré entender a cabalidad después de que ella me lo explicara. Creo que en ese momento se inició mi fascinación por la nefrología. Son motivo de permanente recuerdo, las visitas clínicas en las salas de Pediatría del hospital San Juan de Dios, y es seguro que ninguno de los que participaban, entre ellos el Dr. Erich Schilling, Dr. Eric Saelzery la Dra. Patricia Muñoz, olvidamos como la Dra. Norero plan- teaba siempre distintos enfoques, además de aportar con conocimien- tos sobre patologías no nefrológicas. No se puede olvidar como hacía "participar" a internos y becados con preguntas precisa y suavemente formuladas, y los "invitaba" a estudiar cuando quedaba en evidencia la ignorancia del interrogado. En el año 1986, terminando mi beca de pediatría, me invitó a in- corporarmejunto a ella y al Dr. Daniel Mayne a la unidad de Nefrología del hospital SanJuan de Dios, momento en el cual inicié mi forma- ción en la especialidad. Ocupé el cargo dejado por la Dra. Magaly Barrera, entrañable amiga y colaboradora por años de Colomba (como me pide que la llame, pero que tanto me ha costado). Durante mi etapa de formación recibí su enseñanza, la de un estu- dio metódico y continuo, del ser inquieta al investigar cada patología y de cuestionarme todo Jo realizado, con el fin último de lograr un conocimiento acabado y siempre en constante renovación para el beneficio del paciente. Todo lo anterior estaba unido siempre a la preocupación permanente por la docencia, ya que cada visita o análi- sis de un caso era acompañado de una explicación en detalle para el oyente. 103

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