Huella y presencia (tomo VI)
DR. M1cuE1. FonoR BECSKY de Cirugía, ocupaba un impo rtante cargo en la Escue la de Pos tg rado de la Facultad de Medicina. Con él organizamos cua tro cursos de Postgrado y junto con él estructuramos una Beca de Oncolog ía en que, al cabo de tres años, egresaba un internista-oncólogo . Ac tual- me nte, como es sabido, la formación es a través de un Programa de Especialidad De rivada de dos años, tras haber realizado e l Programa de Medicina Interna de tres a11os. El prime r y úni co representan te de aque lla fo rmación de in te rnista-oncólogo fue e l Dr. Manue lYáñez, quie n hasta hace muy poco estuvo en la Sección con nosotros de- biendo migrar por mej o res opo rtunidades económicas. Poco después de in icia rse este programa, se inte resó po r la Onco- logía e l Dr. Jo rge Gallardo quien es taba finalizando u na beca de Medicina Inte rna en nues tro hospi tal. Reali zamos ento nces la pri- me ra formación de pos tgrado de un inte rnista, ta l como se la conci- be ah o ra, con tres a11os de Medi cina Inte rna y dos a11os de Oncolo- gía Médica. De es ta manera, el Dr. Galla rdo se convirtió en e l pri- mer Oncólogo Médico formado en el pa ís (en un p rograma aún no ac re di tad o por la ASOFAMECH en esa fecha) pe rfeccionándose poste rio rmente en Alemania y en U.S.A y con tinuando su carre ra académica y profesion al formando parte de nues tro equipo de la Sección Oncología, hasta es tos días . Posterio rmente, y ya venía haciendo falta e l e leme nto femenino, llegó la Dra. Beatriz Comparini. Tambié n formada previamente en Medicina Interna (en el hospita l Barros Luco) llegó a hace r la Beca de Oncología y se quedó con nosotros. Trabajado ra y emp6 1osa, era e l "alma de la fi esta" . De pronto ha- bía que esta r al e rta po rque encontrábamos pape les arrugados (otras veces e ran cosas peores) en los bolsillos de l de lanta l o no encontrába- mos nuestro maletín . Bea tri z nos tuvo que dejar también ¡adivinen ! po r mo tivos económicos. Los a11os 90 nos e ncuentran con una Sección ya más consolidada. Trabaj ando en tre dos, tres y hasta cuatro méd icos , según la época, fuimos aumentando nuestros pacientes progresivamente. Ya que no recibimos nunca pacientes de rivados de l Sistema Nacional de Servi- cios de Salud, no nos afec taron los a ltibaj os de las relaciones de l hospital-Ministe rio de Salud como tampoco el cierre de convenios con e l Servicio de Sa lud Me tropolitano Norte. El policlínico fue aumentando, como dijimos, e n su número de pacientes, mie ntras se consolidaba nuestra unidad de quimio te rapia ambula to ria en ma nos de nues tra muy efi ciente e nfe rme ra Rosa 87
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