Huella y presencia (tomo VI)
PROF. Lus MERINO REYES Mo~n:Ro legado por Andrés Bello. De este paradigma conviene sei'ialar dos facetas. Una es la universalidad de las disciplinas, entre las que figu- ró e l arte. En un trabajo publicado con ocasión del bicentenario de Bello pude demostrar que la música, en e l sentido de Scientia, fue parte de su universo intelectual, junto a tantas otras disciplinas, la jurisprudencia, la educación, la filosofía y retórica, la cosmografía, la medicina, e l periodismo, la historia, la gramática, la fil ología, la literatura, el teatro y la poesía. La otra faceta es la postura de An- drés Bello ante la historia, fundada en la concepción del historiador alemán Leopold von Ranke (1795-1886), profesor de la Universi- dad de Berlín, y uno de los más importantes fundadores de la historiografía científi ca moderna, con un método basado en el exa- men atento y la crítica rigurosa de las fuentes documentales primigenias, para garantizar la autenticidad de los datos históricos. Bello preconizó con entusiasmo este método en Chile, orientándo- lo a l estudio de la historia del país. Así surgió su célebre recomen- dación a la juventud chilena. "¡Jóvenes chilenos! Aprended a juzgar por vosotros mismos; aspi- rad a la independencia del pensamiento. Bebed en las fuentes; a lo menos en los raudales más cercanos a e llas". En los grandes paradigmas legados por Andrés Bello y Domingo Santa Cruz se sustentan las líneas de investigación desarrolladas por mi persona en la Universidad de Chile durante más de cuarenta aii.os . Estas líneas se orientan al estudio de la historia de la música en Chile, tanto en lo que concierne a sus rasgos intrínsecos como en sus carac- terística de fenómeno sociocultural y a l patrimonio en e l que es te estudio se sustenta. De mi experiencia de trabajo de todos estos aii.os puedo afirmar, y con énfasis, que en países como el nuestro, inmerso en la gran pro- blemática de la cultura de América Latina, el investigador no puede estar ajeno a la problemática de la preservación del patrimonio. En nuestro continente, la conciencia de esta necesidad se encuentra to- davía e n sus inicios. Si no, tomemos nota que muchos materiales musicales de valor histórico incalculable muchas veces desaparecen después que se anuncia su descubrimiento, o, en algunos casos, ma- nuscritos de música únicos han servido para confeccionar pantallas de lámparas o bases de fuegos de artificio. Esto afecta la existencia de una tradición, que sustente nuestra identidad como cultura. Del estudio académico realizado sobre la cultura musical chilena, destaco a lgunas consideraciones que tienen que ver con la proble- 61
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