Huella y presencia (tomo VI)
HL'El.1./\ Y l'Rl•:s1-::-:c1/\ VI sidad de Chil e me brindó a mi regreso la oportunidad de realizar un trabaj o académi co y directivo, a partir de un gran valor que apren- die ra en sus claustros, la vocación de servicio público. PRIMERA APROXIMACIÓN: Despertar de mi vocación por el estudio de la historia y el patrimonio Mi vocació n por la historia se despertó en e l Liceo Alemán a través de las enseúanzas de ese g ran profesor que fue ra e l padre Federico, quien en un puro castellano nos develara la histo ria de Grecia, Roma y Europa. Fue ento nces que se me hizo evidente la estrecha rela- ción entre el estudio de la historia y la preservació n del 1 patrimonio. Junto a ello estuvo la pe rcepción que la preservación de l patrimo- nio no signi fi caba un anacronismo, sino que podía ser incorporado de manera viva a l presente . Fue así como, motivados por el estudio de los deportes que se cultivaron en la antigua Roma, hiciéramos uno de ellos, el Pancracio, la base de los juegos con nuestros compa- 11eros de curso en los ve tustos patios del colegio ubicado en la calle Moneda con Manuel Rodríguez. SEGUNDA APROXIMACIÓN: Estudio académico de la historia y el patrimonio musical en Europa Esta se dio en el marco de la tesis para obtener el grado de Licencia- do en Artes con mención en Musicología concluida el a110 1966. Consistió en un estudio paleográfi co realizado bajo la guía de Dom. León Toloza OSB, en un manuscrito de can to gregoriano del siglo IX preservado bajo la sigla 359 en la biblioteca de Sankt Gallen , una abadía ubicada en el cantó n del mismo nombre en Suiza. Es este manuscrito una fuente muy importante dentro del proceso de gé- nesis del canto gregoriano en el compl":jo proceso histórico-cultu- ral de l imperi o carolingio. En lo que respec ta al patrimonio, este trabajo nos permitió apreciar cómo la Iglesia fue capaz de mante- ner incó lume un repertorio de la variedad y complej idad del canto gregoriano, entre los siglos IX y XIII, a pesar de que fuentes tem- pranas ta les como este manuscrito de Sankt Gall en no precisan la altura de cada sonido, sino que solamente le recuerdan al cantor la trayectoria de una me lodía que él había aprendido previamente. Esto posibilita la aparició n de posibles variantes melódicas. Por otra parte, las fuentes con una notación que establezca de manera in- equívoca la altura de cada sonido recién aparecen a partir de l siglo 58
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