Huella y presencia (tomo VI)
DR. Hnrn1-:RTO M ,\TL"lv\C'IA Ro:v1Es1:-: interlocutores más atentos eran los alumnos de mis clases en e l cur- so de biología celular a quienes exponía los fundamentos y los re- sultados de mis reflexiones al h ablarles del metabolismo celular, de genética o de evolución. Lo mismo sucedía con lo que yo iba enten- diendo del operar de l sistema nervioso en mi estudio de la visión de colores. El poder hacer eso, e l poder tener un espacio íntimo para la reflexión sin tener que luchar con una crítica descalificadora, y de hecho poder detenerse en el flujo del quehacer experimental para reflexionar sobre la validez de sus fundamentos, sin tener que seguir de cualquie r manera con lo mismo para mostrar que se está trabajando, no era corriente en un mundo académico que se hacía cada vez más competitivo. Si no hubiese sido así no habría podido pensar y menos mostrar que los seres vivos son como unidades dis- cretas, sistemas autopoiéticos moleculares cerrados en su dinámica de estados, y que e l sistema nervioso opera como una red cerrada de cambios de relaciones de actividad sin hacer representaciones de un mundo externo. Y todo esto entre los años 1960 y 1969. En 1967 me tocó encargarme de una situación administrativa académica que ocurrió en ese mismo espacio de confianza, respeto y libertad creativa que la Escuela de Medi cina hacía posible. A me- diados de ese año, el Prof. Gustavo Hoecker me llevó a conversar con e l señor Rector de la Universidad de Chile, don Eugenio González, quien quería que yo me hiciera cargo ele la parte chilena de un convenio ele colaboración en e l área biológica entre la Uni- versidad de Chile y la Universidad ele Californ ia con fondos ele la Fundación Forcl. Lo primero que hizo el Sr. Rector fue contarme el estado presente del convenio, relato en e l que me mostró que éste e ra usado para vistas ele científicos de uno y otro lado sin mayor consecuencia positiva para nosotros. Luego me preguntó si acepta- ba. Yo contesté que aceptaba con una sola condición , y dije lo que sig·ue: "Si acepto usaré la parte biológica de l convenio para generar una escuela de Ecología en Santiago trayendo profesores ele la Uni- versidad ele California, formar ecólogos en Chil e, no a hacer investi- gación , a la vez que enviando estudiantes para que se formen como ecólogos allá. AJ mismo tiempo picio que yo no tenga que rendir cuentas a nadie por lo que hago, de modo que sólo yo sea responsa- ble ele lo que suceda con esta parte del proyecto. No quiero que nadie me supervise, Ud. ya sabe lo que haré." El señor Rector acep- tó y e l proceso ele formación ele ecólogos en Chile con la colabora- ción de la Universidad de California duró hasta e l golpe militar. 51
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