Huella y presencia (tomo VI)

MIS RECUERDOS Dr. Humberto Jvlaturana Romesin U N DÍA DE A/l/UI. o MAYO m-: 1945, 1~v UN Tt/AN\IÍA camino al colegio que estaba cerca de la Plaza Ñuñoa, me sen té j unto a un hombre j oven a quien un momen to an tes había oído hablar con o tro de gené tica. Tal vez desde la audacia de mi inocencia, le pregunté: A UD. ¿le interesa la gené tica? Sí, me dijo, y luego me preguntó: ¿Y a UD.? Yo era alumno del cuarto a110 de humanidades, y a mis manos había llegado un libro de apuntes de las clases de bio logía del Profesor Juan Noé que había leído con gran fasc inación, y con testé: A mí también. Conve rsamos un . poco más, y cuando dije que quería estudiar medicina, mi interlocutor me contestó: Cuando llegues a la Escuela de Medicina búscame en mi labora torio, mi nombre es Gustavo Hoecker. Ese fue e l prime r encuen tro más importante de mi vida. En ma r- zo de 1948 entré a la Escuela de Medici na de la Universidad de Chile, y lo primero que hi ce fue buscar e l laboratorio d el Dr. Gusta- vo H oecker y golpear su puerta. Me abrió é l mismo, y cua ndo le pregunté si se acordaba de m í, contestó: "Sin duda, pasa, eres bien ven ido", y me puso a que le ayudase a preparar algún material para un t rabaj o prác tico extirpando los ovarios de unas ra titas. Ese fue e l segundo encuen tro más impo rtan te de mi vida. EL PROFESOR HOECKERM E ABRIÓ UN MUNDO Y ME MOSTRÓ UN CAMINO. Así comenzó mi relación con la Facultad de Medicina. En ve rdad fui muy afortunado. El Profesor Hoecker fue mi maestro y amigo. Aún lo es. El profesor Gab1;e1 Gasic; también me acogió. Ese a110, junto con otros estudiantes, fuimos cobijados por la Cátedra de Biología en cuer- po y alma en una inspi ración continua a la dedicación, y seriedad en e l estudio, en el deseo de comprender el vivir y el morir. Recuerdo con mucho cariño y profundo respeto tanto a la Ora. María Guaj a rdo como al Profesor Orlando Badinez. Para mí la Escuela de Medicina fue en esa época un mundo acogedor y estimulante. 47