Huella y presencia (tomo VI)

DR. EnL'AIU)O ROJAS cia de nuestra Universidad de la cual quien les habla era profesor. Este nombramiento fue esencial para el desarrollo de la Fisiología Celular en Chile. Gracias a eso, Eduardo se transformó en el pilar más importante en el desarrollo del grupo de Fisiología de Montemar (!!!). necesitábamos axones gigantes en buenas condiciones fisioló- gicas y no sabíamos lograrlo. Para resolver este problema al menos uno de nosotros debía tener una presencia permanente en la Quin- ta Región y mis obligaciones docentes me lo impedían. Eduardo tuvo la generosidad de irse a residir a Valparaíso primero y luego en Vüi.a del Mar. Como consecuencia de eso logramos diseñar un pro- cedimiento para traer a la costa axones en óptimas condiciones. Muchos años más tardes, colaborando con investigadores del grupo de Cambridge, Inglaterra, supimos que ellos habían desarrollado el mismo sistema que inventamos independientemente nosotros. Con Eduardo estábamos interesados en estudiar el posible rol que podrían tener las proteínas en la excitabilidad nerviosa. En esa épo- ca, la preocupación anterior era considerada una soberana torpeza, propia de los países subdesarrollados. La razón es que se concebía a la membrana plasmática formada por una capa bilipídica, con lámi- nas de proteína sólo en sus entornos interno y externo. Obviamen- te, los iones implicados deberían atravesar los lípidos. Ni Eduardo ni yo creíamos que los lípidos tenían la plasticidad necesaria para dife- renciar al Na• del K•; en cambio pensábamos que las proteínas sí podrían. Nuestro laboratorio había publicado tres trabajos sobre el tema aunque la evidencia presentada era sólo de carácter circuns- tancial. El Montemar, tratando de lograr una preparación que pen- sábamos iba a ser espectacular -sin saber que en los laboratorios de Hodgkin y de Tasaki se estaba tratando de hacer lo mismo-, a Guayo se le ocurrió introducir tripsina al interior del axón (para facilitar la eliminación del protoplasma) y, en segundos, se produjo bloqueo de la conducción, obteniendo así por prime ra vez una evidencia directa de la participación de las proteínas en la excitabilidad. Hoy sabemos que hay proteínas que atraviesan la bicapa lipídica y que constituyen los canales iónicos responsables de la generación del potencial de acción. En 1961 el Profesor Tobias de la Universidad de Chicago visitó Chile y nuestro laboratorio. En esa ocasión, Eduardo estaba estu- diando las modificaciones del potencial de reposo del m. de rana inducidas por cambios de temperatura, en condiciones en que no manejábamos la técni ·:a de estirar micropipetas. En lugar de la 267

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