Huella y presencia (tomo VI)
HUELLA V PRESENCIA VI Gonzalo Sepúlveda fue un producto genuino de nuestra tierra. Nació en San Bernardo, hijo de una familia patriarcal, en la cual el doctor don Luis Sepúlveda Salvatierra, su padre, había seguramen- te asentado el amor a la medicina y al servicio de sus conciudadanos, por cuanto llegó a detentar, ya en su juventud, por su incondicional entrega profesional, la adhesión y el respaldo de todo el pueblo. Hizo sus primeros estudios en el Liceo de Hombres de San Bernar- do y luego en el Instituto Nacional, de donde egresó en 1932. Ini- ció, al año siguiente, su formación en Medicina en la Universidad Católica, de donde hubo de retirarse por razones de salud. Luego, igual que su hermano Luis, que seguiría sus pasos profesionales poco después, ingresó a Medicina en la Universidad de Chile de la cual se recibió, con distinción máxima, en 1942. Becado por la Oficina Sanitaria Panamericana, en Washington, permaneció en los Estados Unidos dos años, volviendo en 1945 a Chile donde inicia su carrera docente como ayudante 2 2 , primero en la Cátedra del Prof. Hernán Alessandri y, luego, como ayudante del Prof. Ramón Valdivieso, en el antiguo hospital San Vicente. Formándose sólidamente en Medicina Interna y dedicado especialmente, en los primeros años de su actividad académica, a la enseñanza de la Semio- logía, pronto muestra su inclinación a la Cardiología que, a la sazón, aparecía como una de las primeras disciplinas clínicas que pugnaban por desarrollarse como genuinas subespecialidades de la medicina. Vuelve en reiteradas ocasiones a los Estados Unidos a perfeccionar sus conocimientos, permaneciendo en 1953 y 1954 en el New York Hospital-Cornell Medica! Center becado por la Fundación Rockefeller; luego de esa estada regresa para instalar un avanzado laboratorio cardiopulmonar y de hemodinamia en la Cátedra del Pro- fesor Valdivieso. En 1956 es uno de los visionarios promotores del Centro de Cardiología del Hospital Clínico de la Universidad de Chi- le, para reunir en él las capacidades, la tecnología y los procedimien- tos de exploración de los pacientes cardiológicos, hasta ahí dispersos en los tres servicios de medicina con que contaba el hospital. En 1960, asume comoJefe de Clínica de la Cátedra C de Medicina y al año siguiente es nombrado Profesor Extraordinario de Medici- na. Entre 1964 y 1970, por ausencia del Prof. Valdivieso que había sido nombrado Ministro de Salud, asumió esa cátedra interinamente, sin perjuicio de desempeñarse como jefe de hemodinamia entre 1960 y 1973, continuando, además, como Jefe del Centro de Cardiología desde 1964 a 1975. 256
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