Huella y presencia (tomo VI)

DR. RENÉ ARTIGAS NA~BRARD creatividad que permitieron que un país entero tuviera conciencia de lo que significa un niño quemado. Este gran académico ha sido y sigue siendo un maestro en el senti- do más amplio de la palabra. Un ejemplo de vida que marcará el futuro de nuestros profesionales. Antes de concluir, quiero comentarles un episodio que vivió hace pocos días el doctor Artigas, porque me parece que reafirma todo lo que he señalado esta mañana, demostrando que la entrega por la profesión rinde frutos no sólo médicos, sino también emocionales. Este mes el Dr. Artigas recibió una inesperada visita. Luz María Rojas, antigua paciente suya de Arica, venía a visitarlo y a entregarle un presente. Hacía 20 años había sufrido un accidente y por eso el Dr. Hernán Sudy la envió a Santiago a tratarse con su buen amigo el doctor Artigas. En ese entonces la niña presentaba una extensa que- madura eléctrica en la zona de la boca. En la actualidad, ya de 26 años, llegó junto a su pololo a saludar cariñosamente al médico que tanto la ayudó cuando pequeña. Durante su visita contó los imborrables recuerdos que tenía de esa época, señalando -por ejemplo- los tiernos detalles con que el Dr. Artigas confortaba a sus pacientes, como las largas tiras de chupetes Lolly que repartía entre los niños y los cuidados paternales que brindaba a los menores. 247

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