Huella y presencia (tomo VI)
DR. EDUARDO RosSELOT jARAMII.1.0 Hemos resaltado, entre otras, como expresión más universal de estos anhelos , el movimiento suscitado por el American College of Physicians,< 5 • 6 > y acogido amplia y solidariamente ya por innumera- bles asociaciones de profesionales de la salud, en diferentes latitudes, que resume en diez los valores esenciales con los cuales debieran com- prometerse los profesionales, muy especialmente los médicos, y que han sido por ello asimilados al concepto de profesioq.alismo: l. La competencia profesional, 2. La honestidad, 3. La confidencialidad, 4. Las relaciones apropiadas, entre profesional y paciente e interprofesionales, 5. El perfeccionamiento permanente de la calidad de la atención, 6. La mejoría del acceso a la atención, 7. Lajusta distribución de los recursos limitados, 8. El desarrollo del conocimiento apropiado, 9. El mantener la confianza manejando adecuadamente los conflictos de interés, 10. El sentido de responsabilidad profesional. No ha de extrañar que en estos compromisos se reiteren, como en una impronta genómica, los postulados clásicos de cadajuramento o código ético de la medicina, a lo largo de la historia. < 3 > Existe sí consenso de que, en todo caso, estos valores profesionales serán vívidos y válidos siempre que traduzcan efectivamente la vigen- cia de valores morales, por tanto personales, inherentes a la disposi- ción de servicio que caracteriza a la profesión. Es así que, sin ánimo peyorativo frente a las disposiciones de una cultura empresarial que puede patrocinar otras conductas, pero cuya irrupción en nuestras sociedades ha sesgado atributos esenciales de la medicina, deben di- ferenciarse claramente ambos posicionamientos si queremos enrique- cer de contenido personal, humano, la relación clínica. < 2 > Esto, sin duda, no se logrará sólo con buenas intenciones. Las es- cuelas de medicina tendrán que hacer una tarea proactiva y, por lo tanto, consciente por incorporar en sus programas y en sus currículos componentes que faciliten la adquisición de estos rasgos, que son elementos de la personalidad y no sólo contenidos de aprendizaje. Para eso, deberán volver a tener en sus claustros modelos existenciales, efectivos y transparentes, de los valores preconizados, para no burlar la confianzay la emulación de los futuros profesionales ante la decep- 227
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