Huella y presencia (tomo VI)

HUELLA Y PRESENCIA VI dico de su responsabilidad individual, aquella que daba cuerpo y consistencia a una entrega y cometido de persona a persona (la misma de la relación médico-paciente), para hacerse, a lo más, soli- dario, coadyuvante o encargado de la asistencia sanitaria, encomen- dada corporativamente por un empleador privado o el estado. En- tonces, el médico pasa a ser un funcionario (bueno si competente, acucioso, actualizado), pero lejano, inmutable, eficiente para cum- plir su rol a satisfacción del usuario, de acuerdo a estándares de la institución, para ser calificado bien y considerado para algún estí- mulo o gratificación -ya no más para ser simplement~ respetado, recibir agradecimiento, reciprocidad, afecto. También se nos ha compartido;; -y en nuestra experiencia coinci- dimos-, que para contrarrestar este reduccionismo en la relación clínica, valdría la pena promover seis conjuntos de valores, que los médicos y el sistema tendrían que asumir, relacionados todos con la justicia y la solidaridad. El primero, el reconocimiento de que la salud es un derecho humano fundamental, al que debe acceder toda la población sin exclusiones ni discriminaciones; luego, en la regulación ética del ejercicio de las profesiones relacionadas con la salud; en tercer lugar, tener debida cuenta de la equidad y solidari- dad en la atención de salud y en su financiamiento, como expresión concreta de !ajusticia sanitaria; en seguida, la exigencia de la máxi- ma calidad técnica y humana, en todo acto sanitario, sea público o privado; otro, sería la participación de las personas, las familias y las comunidades en el proceso de la producción social de salud y, por último, la valoración del respeto y de los cuidados permanentes del medio ambiente y del entorno social de la vida humana, que es lo que se ha ido agregando como propio del final del siglo XX. Este afán por recuperar valores considerados inmanentes de la profesión médica despierta cada vez nuevos aportes restauradores, que se originan en diversos ámbitos vinculados al desarrollo y para el resguardo de las virtudes de su ejercicio. Hay que destacar que estos valores son, también, progresivamente compartidos por el resto de las profesiones de la salud y ello evita,justamente, la dilución de res- ponsabilidades entre las profesiones que, por imperio de la amplitud del conocimiento, la pluralidad de destrezas y la variedad de recursos tecnológicos, incorporados a cada disciplina, se hacen cargo hoy de la salud, en sus diferentes facetas. " Pa1ricio Hevia en ibíd. Panel sobre Valores en Salud 226

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