Huella y presencia (tomo VI)

HUELLA Y PRESENCIA VI bién deberá dejar la institución a fines de este año. PeroJorge Pérez sacó algo en limpio de la amarga experiencia de haber perdido durante un año a su perro, decidió dotarlo de identifi- cación, por eso le colocó una tarjeta Tuch igual a la que usan los funcionarios. Esto causa mucha gracia entre la gente, especialmente los visitantes externos de la facultad. No es inusual ver a los extranje- ros apuntando con su cámara al perro que permanece impávido ob- servando el infinito mientras es inmortalizado. El Choche dice que mientras esté presente seguirá cuidando a sus perros y que continuará agradeciendo a la universidad por ha- ber conocido tanta gente que ha sabido darle conocimientos, felici- dad y mucho cariño. Permítanme una licencia como redactora de esta nota: yo creo que es la universidad y la facultad en particular la que debe agradecer a Jorge Pérez por su dedicación constante, humanismo, generosidad y lealtad, que es tan difícil de encontrar en estos días y que, a pesar de los problemas y las injusticias de un sistema perverso, lo mantiene vinculado emocionalmente con el plantel. A menudo escucho críti- cas poco constructivas y quejas, sin embargo, de la boca del Choche, nunca oí una. Aver si aprendemos a emular, aunque sea un poco, su amor incondicional por esta corporación. 220

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=