Huella y presencia (tomo VI)

G.Cecilía Toro A. HUELLA Y PRESENCIA VI Esta alma se enfrenta al alma dionisíaca con su sentido del dinamismo de la naturale- za, desbordante en infini tas formas de vida. A Dioniso se le asigna la embriaguez, e l éxtasis, e l instinto primaveral y la bebida narcótica. Según Nietzsch e, tanto en la embriaguez como en el éxtasis lo subjetivo desaparece en lo general-humano, más aún, de lo universal-natural. Las fiestas de Dioniso no solo establecen uri pacto entre los hombres, también reconcilian al ser humano con la naturaleza. La tierra ofre- ce sus dones y panteras y tigres arrastran el carro de Dioniso, que va adornado con flo- res. El ser humano, cantando y bailando, se manifiesta como miembro de una comunidad superior y se sien- te mágicamente transformado. Nietzsche se alinea con lo dionisíaco y sus valores expresados en la música, e l coro y la danza y afirma la vida orgiástica, ebria de su propia fuerza. Le sigue en su desarrollo intelectual "el ideal del espíritu libre"; posteriormente en 1883 publica "Así habló Zarathustra", en que anuncia e l superhombre, proclama la "muerte de Dios" y exhorta a "ser fieles al sentido de la tierra". Es interesante comprobar que en este siglo que recién termina surgen varios pensadores que reestudian la Mitología griega, resca- tando los "otros Dioses Griegos", sin prescindir de la complejidad que involucra el rescate de características de los dioses, ya no relaciona- das con e l ideal griego prototipo, vale decir Apolíneo, si no rescatan- do en todos los arquetipos, la riqueza psíquica de los seres humano, así, por ejemplo, Hillman, para entender las es tructuras de con- ciencia, estudia la psicología de la especie, revisando los arquetipos griegos, específicamente el dios Pan. El mito griego coloca a Pan como e l dios de la naturaleza, personi- ficándolo sea en su figura, su ambiente, su comportamiento; Una metáfora tanto física como psíquica. Al dios Pan se le podía encon- trar en una "oscura caverna", que sería donde reside e l impulso oscu- ro de la psique, lo instintivo , donde nace e l deseo , e l pánico y la pesa- dilla. Su santuario e ra una caverna, no un templo, era el Dios de los pastores, de pescadores y cazadores; se narran diferentes orígenes de é l; su ascendencia es oscura, el himno homérico, por ejemplo, relata 186

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