Huella y presencia (tomo VI)

PROF. SERGIO CABRERA SILVA docente en las universidades. Pero es necesario enfrentar estas nue- vas realidades con parsimonia y realismo académico. Un anciano maestro me advertía bien diciendo: "la universidad no puede ser con- fundida con un sanatorio, los enfermos mentales allá", y esta afirma- ción debe ser válida para académicos y estudiantes. El dilema para los máximos responsable de una gestión institucional es saber si ha incorporado los mejores elementos a sus equipos o si ha desperdiciado esfuerzos al trabajar sólo con los adic- tos a sus ideas. No siempre los adictos a un pronunciamiento son los ejecutivos más creativos y eficientes del conjunto. Sólo hay que re- cordar que también hay mentes creativas que, sin darse cuenta de sus errores, sus acciones resultan más destructivas que constructi- vas. El extremo del empleo de la creatividad para cambiar las cosas, muchas veces puede transformarse en un arma de doble filo. Empre- sas enormes han creído haber hecho una inversión al contratar a buenos ejecutivos, pero sus ideas geniales llevaron a la desaparición de estas mismas empresas. ¿Quién cuantifica, o mide, los excesos de innovación? En nuestro caso particular, por tercer año consecu- tivo no hemos logrado una buena calificación entre los alumnos que han egresado de nuestras aulas, en el examen de calificación nacional. ¿Qué hemos hecho en forma deficiente? ¿Hemos forma- do buenos hombres?, en vez, de los mejores profesionales. O ¿los mejores profesionales también son los mejores hombres? La acade- mia, con todas sus virtudes y defectos debe ser revisada, pero es claro que la universidad no posee una instancia definida que le permita hacer evaluación de errores. La imposibilidad de llegar a acuerdos en el ámbito mundial y en el ámbi- to local Los países que han inyectado las mayores cantidades de CFC a la atmósfera mundial son las grandes potencias. Ellos son los que sistemáticamente se han negado a firmar los acuerdos en los que se comprometen a disminuir la inyección a la atmósfera de los dos prin- cipales gases invernadero: el anhídrido carbónico (C0 2 ), que junto al vapor de agua (H 2 0) son producto de la quema de combustibles fósiles, principalmente del petróleo y sus derivados. Si este mismo hecho, de soberbia y prepotencia, se extrapola al ámbito local, es posible encontrar huellas profundas que dejaron his- toria, con diecisiete años de dictadura militar que calaron hondo en 167

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