Huella y presencia (tomo VI)

DR. JOSÉ NAVARRO BARÓN realiza sobre todo la enciclopedia de los estilos, capítulo por capítu- lo, cierro paréntesis; leí también El Quijote por tercera vez, y las Obras Completas de Borges, que son incompletas, acaban de salir tres tomos de los Textos Recobrados. Últimamente estoy leyendo La Comedia, llamada Divina por su primer biógrafo, Boccaccio. Leo un canto diario, leído una vez y releído inmediatamente. Versificado en tercetos encadenados, un poco más de 14.000 versos escritos en 14 años. Todo Dante es majestuoso, único, profundo, eterno. Lo leo con un respeto que nunca antes había sentido por un escritor, es como si entrara a un templo a orar y permanezco en él todos los días una hora. (Versión Poética y Notas, de Abilio Echevería, quien comenta 1.721 notas). Y necesariamente quedo invitado a leer La Eneida, La Farsalia, La Tebaida. La Metamorfosis (de Ovidio). Mientras tanto leo los libros que pueden leerse en las micros, en la fila de los bancos, en la sala de espera de los médicos, en el casino de la Facultad, en el caminar a comprar al supermercado las dos cuadras que lo separan de mi casa, en la última media hora de lec- tura antes de dormirme. Son los libros que denomino secundarios. De esta manera estoy leyendo País de Nieve del japonés Kawabata. Terminado éste, empezaré El Castillo de los Destinos Cruzados de Calvino, y buscaré, ansioso, impaciente, en las seis librerías que re- corro de Providencia, la Antología Poética de Seferis, para comple- tar una parte del ciclo de los poetas griegos. Terminado Kavafis, mientras encuentro a Seferis, leeré a Elytis. Un alumno me pre- gunta si conozco los "Himnos Homéricos" y la "Batracomiomaquia", segundo libro atribuido a Homero. ¡Cómo se aprende de los alum- nos! Pero el libro terminado no está terminado, todavía no puede ser incorporado a los estantes de mi biblioteca; en la medida que voy leyendo cada palabra que no conozco la encierro en un círculo, lue- go, generalmente los fines de semana, cuando tengo más tiempo para leer, busco en el DRAE y anoto al pie de la página con lápiz de mina su significado. Ahora sí, ahora el libro está leído, está terminado, ha sido disfrutado (el desafío es cuántas palabras desconozco, mien- tras más palabras encuentro que no conozco más me he enriqueci- do). Yluego el último acto, buscar el lugar en que permanecerá en mi biblioteca, paraser releído, prestado, cambiado de lugar cuando cam- bio de lugar los libros, según se vayan ocupando las repisas. ... ¿Hay algo más hermoso que las palabras? Para un músico, para 153

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