Huella y presencia (tomo VI)

DRA. MIREYA BRAVO LEC.HAT ta hechos y valores, de la necesidad de deliberación para llegar a acuerdos racionales, etc. Como casi todos los que han seguido este Magíster puedo decir, sin caer en exageración, que nuestra actitud y mirada a los conflictos éticos en la Medicina se dividen en dos etapas, antes y después del Magíster. El "Método Socrático" del Dr. Gracia logró esto en todos los que fuimos sus alumnos, además de desarrollar en cada uno un compromiso con la Bioética. La disposi- ción de todos era agregar la mirada Bioética a nuestras actividades docentes y asistenciales. Fue ese momento en que, a raíz de la muerte del Profesor Dr. Armando Roa, el Centro de Estudios Bioéticos y Humanísticos de la Facultad había perdido a su creador y director, en que fui llamada por el Decano Dr. E. Rosselot para hacerme car- go de la dirección de dicho Centro. Lo consideré una gran distin- ción, sin duda inmerecida, que con el tiempo he agradecido mu- cho, porque me ha permitido trabajar en la docencia de la Bioética como eran mis deseos. Pero en esa época me parecía que no tenía méritos para estar en el lugar que había ocupado el Dr. Roa, por lo que tuve que hacer nuevamente un discernimiento difícil. En la vida siempre hay que estar tomando decisiones, pero algunas como ésta cambian en forma radical el quehacer, además de constituir un tremendo desafío. En esta decisión me ayudaron muchas personas y fue una oportunidad más para reconocer lo bueno de la verdadera amistad. Me pareció que lo que se me planteaba necesitaba dedica- ción exclusiva y debía dejar la Hematología pediátrica que había sido la especialidad de toda mi vida profesional. Parece un poco presuntuoso decirlo, pero sentí que yo había sido muy privilegiada con todo lo que se me había dado y era el momento en que yo debía dar y servir a la causa de la docencia en Bioética clínica. Lo anterior coincidió con el cambio curricular que se inició en la carrera deMedicina, en el que le asignó gran importancia a la Bioética, por lo tanto hubo que diseñar nuevos programas y desarrollarlos en todos los niveles de la carrera. Debíamos preocuparnos además del postgrado. Así a partir del año 2000 iniciamos un Diploma anual en Bioética Clínica y desde este año un Magíster en Bioética Clínica en conjunto con la Facultad de Filosofía y Humanidades de nuestra Uni- versidad. Las actividades anteriores han requerido de muchas acciones: for- mar un grupo de estudio y trabajo, iniciar proyectos de investigación, participar en Comités de Ética, etc. Todo esto permitió que el Cen- tro se transformara en Departamento de Bioética y Humanidades 145

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