Huella y presencia (tomo VI)

HUELLA Y PRESENCIA VI oncológicas. Los nuevos tratamientos y la tecnología nos planteaban diversos problemas, como son los relacionados con la cantidad y cali- dad de vida. El dolor y el sufrimiento de los niños y sus familias tam- bién eran experiencias que me hacían reflexionar. Necesitaba en- contrar respuestas a los conflictos éticos que el ejercicio de la profe- sión me planteaba día a día. Así sin darme cuenta empecé a incursionar en los aspectos éticos de la Medicina y fui descubriendo poco a poco que en la Bioética se reunían mis intereses médicos con los humanistas y espirituales. El año 1994, en un Congreso Chileno de Pediatría, t6ve la opor- tunidad de asistir a un módulo de Bioética organizado por el Dr. Juan Pablo Beca, quien tenía como invitado a sacerdote Alberto Bochatey, OSA. A partir de ese momento empecé a introducirme definitivamente en el mundo de la Bioética, a estudiar y a conocer a bioeticistas. Asistí luego a un seminario de Educación en Bioética en Concepción, ahí conocí a bioeticistas españoles de reconocida cali-' dad y me di cuenta de que si me interesaba realmente la Bioética era imprescindible tener una formación sistemática. A poco andar asistí a un curso corto de Bioética Clínica en Buenos Aires dictado por el Profesor Diego Gracia. Esto confirmó mi necesidad de forma- ción en el tema. En marzo de 1996 partí a España al grupo del Dr. Gracia en la Universidad Complutense de Madrid. Lugar donde he vuelto en varias oportunidades. Después del primer viaje, y luego de un profundo discernimiento, tuve claro que quería dedicarme a la docencia de la Bioética. La primera oportunidad la tuve cuando la Dra. E. Mateluna, como directora de la Escuela de Medicina, me propuso empezar a trabajar en conjunto con las profesoras de los cursos de Ética y Bioética de las Escuelas de Ciencias de la Salud. Casi simultáneamente, ese año, la Universidad de Chile, en conjunto con la OPS y la Universidad Complutense de Madrid inició un programa de Magíster en Bioética Clínica, dictado por el profesor Diego Gracia. Tuve el privilegio de participar primero como parte del Comité académico y luego como alumna. Pocas cosas han sido tan marcadoras en mi vida como este curso. Aprendí muchas cosas, que podría resumir diciendo que ad- quirí una forma distinta de apreciar los problemas planteados por el ejercicio de la medicina, a entender el verdadero significado de "hu- manizar la medicina"; a reflexionar sobre los principios que orientan la acción y aprender !1 aplicarlos; a darme cuenta de la complejidad de la toma de decisiones y las distintas perspectivas tomando en cuen- 144

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