Huella y presencia (tomo V)

Hl'El.l,\ \' l'Rl•:s1,::-,;c1A V Se ha producido desde entonces un dilema: los alumnos reciben sus conceptos teóricos en ética y humanidades en las aulas pero no los ven aplicados en la pr,íctica clínica de todos los días. Tampoco, con alguna frecuencia, en el desempeño de sus modelos. Las quejas son constantes en ese sentido. Por eso es que la Facultad de Medicina de la U. de Chile consideró también imperativo preocuparse de la formación de sus docentes. Las ini- ciativas han sido el desarrollo de diplomados en docencia médica y en bioética, esperando resultados significativos en la capacidad de humanizar primero la relación docentes- alumnos, para luego actuar de igual manera en la del médico y paciente. Creemos que la cantidad de J?rofesores que miran ahora la práctica docente y la profesión médica de otra manera ha ido aumentando, diseminándose sus resultados en las distintas unidades de trabajo, mejorando, así esperamos, la calidad de estas relaciones. En la práctica el humanismo ha resultado ser, tal como lo plantea Francesco Boeghesi, 1 una respuesta a las deficiencias de una cultura médica dominada por miradas científicas, técnicas y administrativas, un lugar de encuentro y de equilibrio entre la razón, moralidad y sentimiento, valores' y ciencia. Obtener ese equilibrio de he ser la aspiración de la enseñanza de la Medicina, de tal manera que sus egresados estén preparados para continuar su desarrollo como personas, insert.indose en la sociedad no sólo como pro- fesionales bien preparados sino como incenlivo de búsqueda de conoci- miento en todos sus aspectos. Difícil tarea en un mundo tan técnico, tan materializado. Pero los desa- fíos constituyen la esencia del ser humano, la razón de nuestra felicidad. Un bagaje humanístico nos permitirá a los médicos una mejor comprensión del pasado, un mejor análisis del presente y una mejor visión del futuro y así lograr una perspectiva independie111.e de la tecnología, sin restarle a ésta el indudable valor que tiene, pero en la medida correspondiente. Nos permiti- rá seguir asociando el juicio humano a nuestras decisiones técnicas, en una armonía absolutamente deseable para este mundo postmoderno. 1 Ars Medica 2001:1;21-28 76

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