Huella y presencia (tomo V)

Dra. ColombaNorero V. IIUELI..A Y PRESENCIA V occide ntal o bliga a reve ren ciar lo obje tivo, lo técnico, y a menospreciar lo subj e ti vo. o se esta blece un di á logo. Se plantean so lu ciones bri ll an tes d esde e l pun to de vista de lo cie ntí- fico pero se o lvida d e la humanidad que d e be rodear los actos médicos. Y esto es aceptado y practicado por ambos protagonistas, e l médi- co y e l paci ente, con un grado mayor o me- no 1- ele convencimi e n to de q ue se tra ta d e la solución correcta, que la objetividad es lo de- seable, q ue no se d eben mezc/ar sentimi e n- tos co n acciones, que la pasión de be se r o lvi- dada. Como una reacción a este estado de situa- ción , la preocupació n por la recupe ració n de una buena relació n clínica se hace cada vez más fue rte e n la ense1ia nza y en la práctica de la medicina. Es fundame ntal recobra r la visión antropológica e n este campo, volver a darle al hombre su sentido de ser único . Esto supone da rl e paso al humanismo , ente ndiendo como tal e l estudio d el hombre no sólo como ser na tural sino en su to tali- dad como ser cultural trascendente; conocer al hombre íntegramente e n su realidad más íntima . La relación médi co paciente es una re lación social en que lo que impor- ta desd e el punto ele vista de l médico es la philia, es decir, la amistad que sea capaz ele desa rrollar con su paciente, la preocupación que le produzca la presencia del otro como un ser integral , en te ndidas ambas cosas como una forma ele amor. Amor correspondido por parte de l pacie nte con su confian- za, con su esperanza depositada en el conocimiento y la sabiduría del inter- locutor. Esta magnífica y gratificanLe relación tie ne pocas posibilidades de se r desarrollada e n el mundo médico actua l en que se trabaja en equipo y e n que las decisiones, la mayor parte de las veces, son tomadas por los resu l- tados ele laboratorio. Siemp re los médicos han siclo exigidos por la soci edad en convertirse e n pa radigmas de conducta. Ahora se les solicita además un nivel de conoci- mi entos biológicos imprcsionamc, el cual se incrementa día a día y se apli- ca casi ele inmediato. De allí que el refugio ha sido la subespecialización , donde se pued e cumplir con más facilidad los reque rimientos de conoci- mi ento profundo y ele expe rtizaje técnico puntuales. Esto contribuye al despcrfi lamiento de los pacientes como pe rsonas y hacer del acto méd ico un ritual técnico. Por eso es tan importante formar médicos que se dedi- quen a la práctica d e la Medici na General , e n sus variantes ele Medicina Familiar o de Medicina ele adultos, ele la mt~e r o d el n i1io. En ese ti po ele i\iledicina es d onde más debe reforzarse los conte nidos humanísticos pa ra que se pueda producir una buena relación médi co paciente y se siga consi- 7·1

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