Huella y presencia (tomo V)

OrienLe, de l HospiLal del Salvad or, quedamos con los docLOres Aníbal Arizt ía y Juli o Schwarzenberg: pese a que e n e l hospiLal veía- mos ni11os desnutridos con enfermedades infec- ciosas, y nuesLras armas LerapéuLicas eran bas- La l1le modesLas, esLos dos maesLros encendie ro n la chispa vocacional que me llevó decididamen- Le al campo de la sa lud infanLi l", explica agrade- cida. Orientando aún más lo que sería su especia- lidad, la docwra Kaempffer agn:¡ga que e n me- dio de las asignaLuras clínicas Lenían un curso denominado enLonces \iledici na Pre\·eJ1Liva. "De la mano de los profesores Hernán Romero y Dra.Ana .M. I<aempffer Benjamín \fiel conocí la imponancia de la pre- vención y promoción de la salud de los ni11os, las abrumado ras Lasas de mortalidad infanLil y los factores que la condicio- naban. Con ellos se cristalizó mi visión de fuLuro: la necesidad d e participa- ción d e Lodos los secLOres y el trabajo organizado a nivel colectivo". Por la salud de los niños Los recue rdos de la docLOra Kaempffer nos revelan su persistencia en hacer realidad en su trab,1jo sus sueños de esLudiante: es así como en sus Lres primeros a1 os de desempe10 profesional compartió su tiempo enLre la cá- tedra de PediaLría del HospiLal Calvo Macken na y la Escuela de Salubridad, creada en l 944 y dirigida por el doctor Rome ro. En esos aii os, consiguió que el doctor Ariztía le pe rmiLiera usar pane de su horario en consultorios, con un programa de ConLrol de Niño Sano, de mane ra que los alumnos conoci eran en terreno las condiciones d e vida de los me nores: "Más Larde nos permiLie ron a dos de los "nuevos" ir a diario a revisar los recién nacidos e n la maLern idad d el Salvador antes de darles e l al ca, cosa que hasLa el mo- menLo no se h acía". Así fue como en 1954 e l doctor Romero, "viendo el inte rés por la salud pública de dos de qui enes fuimos sus ayudantes, nos propuso postular al curso principal, equivalente a l magíster d e hoy. Allí nos dijeron que estába- mos "verdes" y que otro año de trabajo nos daría más experiencia; entonces é l nos aco nsejó postular a una beca Rockefelle r, que obtuvimos, y a la Escue- la de Salud Pública de la Un iversidad de Harvard , donde nos aceptaron pese a que la expedencia con matrimonios de esLudiantes no había sido muy exitosa". El otro ayudante de que habla era e l docLor ErnesLO Medina , con quien se había casado recientemente. El docLOr Hugh Leavell , que era el direcLOr de la escuela esLadounidense, guió sus pasos: "los míos a la Salud YlaLerno Infantil y los de ErnesLO al área del adulto y las enfermedades cró- nicas. Nos graduamos con un glorioso "cum laude" escriLo d ebajo del grado 58

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