Huella y presencia (tomo V)
UNA VIDA DEDICADA A LA SALUD PÚBLICA ENTREVISTA A IA Dra. Ana Maria Kaempffer R*. E1. CM/RO ,v( ,,w1mo 36 1,1:1. nv1Nvi11 JVI,mwu:o PM.MA era el que traía a una jovencísima Ana Kaempffer a su prime r año en la vieja Escuela de Medicina, en 1943. Recién cumplía 17 años y era una de las 14 mlúeres en un curso de 140 alumnos. De ellas, cuatro ll egaron juntas al momento d e egresar; de las otras, cinco se recibieron algo más tarde, debido a enfermedades que las obligaron a congelar e l año, abandonaron la carrera o se cambiaron. Quien es hoy docente de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, en el área de Promoción de la Salud, cuenta que "éramos unos alumnos bastante pasables, teniendo en cuen ta que veníamos saliendo de la enseñanza media, de un ambiente muy distinto. Por ello e l prime r año fue novedoso y estresante para muchos, vivíamos un poco asustados. Los exá- menes eran orales, ante una comisión de tres profesores. La nota fam ilia r la ponían Lauri ta y Rosita, que empezaron con un kiosco vendiendo sandwi- ches de queso y leche con vainilla". De aquellos profesores, explica que "tuvimos la suerte de contar con docentes de excepción, como e l inolvidable Eduardo Cruz-Coke, quien era una especie de mago Merlín pues nos tenía fascinados por la calidad de sus clases y la elegancia de su oratoria. Tuvo la cualidad de mostrarnos que la medicina no sólo consistía en diagnosticar y tratar pacientes, y que la enfer- medad e ra p esquisable en etapas tempranas". Asimismo, y respecto de la figura inconfundible del profesor Emilio Croizet, explica que "era vivaz y e nérgico. Siempre lo vimos e n mangas de camisa; cuando los jóvenes andábamos con abrigo, cha leco y bufandas d e lana, é l recorría los pasillos tan fresco. Fue uno de los más afectados por e l incendio que destruyó la escuela (2 d e diciembre de 1948), pues perdió su laboratorio , sus muestras y su biblioteca". La malla curricula r de entonces estipulaba que los estudiantes, e n el cuarto año de la carrera, se distribuyeran en distintos centros hospitalarios. "Así fue como nos pusimos en contacto con grupos de ayudantes excepcio- nales, como e l doctor Rodolfo Armas Cruz, grande en lo inte lectual , e n lo físico y espiritual, pues era un internista integral, magnífico docente, bon- dadoso y paternal. Por otra parte en Pediatría, quienes estábamos en la sede *Oficina de Comunicaciones, Facuhad de Medicina. 57
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