Huella y presencia (tomo V)

dones esté ticas. El profano que si bien celebra las conquistas de la Ciencia y e l confort que aportan , muy raramente repara e n los elementos d e be lleza que el cie ntífico descubre . Así, admite que e l Arte apunta a la be lleza mie n- tras que la Cie ncia más bien apela sólo a la razón. Aún más, se ha dicho que la Ciencia destruye la belleza prístina, ingenua d e las cosas. El que hace r d e un cie ntífico es inevita blemente pa rte d e una empre- sa colectiva, que cons truye un pa trimonio que p erte nece a tod a la huma- nidad , que crece con el esfuerzo co laborativo que me tafó ri came n te p ue- d e ser compa rado con la de construir un edifi cio some tido a con stantes r e m o d e lac io n es, que n o ti e n e t é rmin o y al c u a l co ntribuye n a enriquecerlo, cada día más, los ci e ntíficos d e tod as las latitudes. Es e l edificio d e la Cie ncia siempre inconcluso, p ero que velozmente se e leva a mayor a ltura . Allí, cada cie ntífico aporta sus propios mate ria les, da tos concretos, d e muy diversos quilates, que e n es ta construcció n equivale n a colocar una me ra palada d e are na y ceme n to , o unos ladrillos , pi la res d e ace ro o tambié n vigas maestras, o bie n d e rribar muros d e teorías que se h acen caducas, o abrir amplias ventanas para otear ho rizontes insos- pech ados que apo rte n luz nueva a l sabe r, e tc. Pe ro nada d e la íntima pe rsona lidad de esos "alba11i les" queda en esa construcción que pe rmita conoce r a cada auto r. En situació n opuesta es tá e l artista, que d ej a e n su creació n en forma impe reced e ra su p ropio estilo, y e n sus o bras maestras imprime en ellas inevitables rastros de su propia pe rso nalidad con ta l transpa rencia que el auto r pued e ser reconoc ido. El artista concibe algo e n que lo buscad o t iende a ide ntificarse con e l buscad o r y pe rmanece presente pa ra siempre e n su o bra que d e tie n e e l tiempo como un conju- ro para alca n zar la e te rnidad. Cuadros, esculturas, o bras d e artesanía conservadas por siglos está n intaCLas e n museos; poemas, pa rtituras, no- velas p e rmanecen en biblio tecas, como obras inmodifi cadas para e l de- leite de innúme ras ge n e racion es. 33

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