Huella y presencia (tomo V)

HCEI.LA Y l'IU~~E:-.:CJA V Toda la nueva biología fisocoquímica le es así deudora de sus principios fundamentales y de la concepción de que los microorganismos unicelulares disponen de estructuras e lectrónicas periféricas que logran adquirir, gracias al desenvolvimiento muy particular en sus moléculas, la capacidad de polimerizarse. Su grandeza fue violenta y así alcanzó a manifestarse hasta en sus polémi- cas. El espm tu es como la llama que quema el cartón de la envoltura, se apodera de las apariencias, ilumina nuestro camino oscurov y le da alas y altura al pensamiento. Sólo el espíritu es capaz de reproducción. Es por eso que en e l maestro ha de prevalecer el espíritu para iluminar también el espíritu de los d iscípulos, para escoger los bienes con los cuales los que nos siguen han de seguir construyendo el mundo. Un a Universidad no es primero una organización: Una Universida'd son primero maestros, maestros que transmitan un conocimi ento, lo en- riquezcan y los perfeccio nen, maestros que lo hagan discípulos que lle- guen a ser más que e llos. La nuestra tiene tradició n , espíritu y pasta para e llo. Las palabras con que decimos nuestras cosas, también se mueren. Sus hombros de carbón o viento también se cansan. El destino de nuestra voz y de nuestra escriwra se lo traga la acción ejecu tada. En los márge- nes de estas necesidades, todos los seres hablan. Pero só lo en los huma- nos la palabra puede adquirir la gracia de vivir sin fines y de recuperarse sin cesar en la arquitectura imperecedera de la poesía. La realidad para casi todos nosotros es lo que ha sido; para los poetas, lo que hubieran querido que fuese. lo que algún día tendrá que ser. Ellos son abejas ardientes que construyen sus nidos en tiempos que todavía no son. Ellos nos fabrican las máquinas de diamante donde no se pier- dan los suei'los mientras encuentren e l cauce que los lleve a despertar. Realidad es más nacer que vivir. Por eso es más realidad que nube que la tierra, porque es ella la que la va a mojar. El gran drama vuestro, el nuestro, e l mío, el drama de esta genera- ción es tener que manejar las novedades que están surgiendo en esta revo lución , a través de viejas fórmu las. De ahí que tengan que surgir aparentes e inevitables contradicciones transitorias que representan la 1·csistencia que opone el discurso ya pasado a la intuición recién nacida. 28

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